Unos de huelga y otros de juerga
La Justicia sigue en huelga y todo apunta a que será por unos cuantos meses más. Y esto, en lo que me afecta, no hay despacho de abogados que lo soporte: Abogados y procuradores se enfrentan a meses de inactividad.
Hace unos días, jueces y fiscales anunciaban una huelga indefinida a partir del 16 de mayo, motivada por considerar insuficiente la dotación dedicada a la administración de Justicia en los Presupuestos generales del Estado y, sin duda, amparados por los resultados de la huelga de los letrados de la administración de Justicia, que consiguieron una sustancial subida de sueldo, y cuando semanas atrás ya comenzaban los paros parciales de los funcionarios. Y todo esto mientras la ministra de Justicia se marchaba a disfrutar de la Feria de abril vestida de sevillana (que más que ir vestida parecía que iba disfrazada con un floripondio en la cabeza a media asta), lo que algunos tertulianos incisivos aprovecharon para exigirla que dejara la caseta y se dedicara a su trabajo, recordando aquello de “unos de huelga y otros de juerga”.
Pero, en fin, estilismos de ministras aparte, la Justicia sigue en huelga, y todo apunta a que será por unos cuantos meses más. Y esto, en lo que me afecta, no hay despacho de abogados que lo soporte: con esta nueva convocatoria de huelga, abogados y procuradores se enfrentan a más meses de inactividad. Sin duda, ha sido y va a ser un primer semestre de 2023 nefasto para nosotros, los abogados que vivimos de las gallinas que entran y de las que salen. Y salir, lo que se dice salir en estos últimos meses… muy poquitas gallinas. Pero tranquilos, que letrados y procuradores no acabaremos nunca poniéndonos de huelga. Con el apoyo que tenemos, antes la paz mundial.
Aunque más duro todavía es para muchos de nuestros clientes, los ciudadanos de a pie, que reclaman un auxilio judicial que, además de colapsado, lleva meses paralizado por quienes no les tienen que responder cada vez que les preguntan “Cómo va lo mío”, ni tienen que explicarles por qué sus procedimientos no avanzan.
Lo peor es que se está barruntando que para recuperar tiempo perdido por las huelgas se pongan juicios por las tardes, se declare hábil el mes de agosto… en definitiva, que los abogados y procuradores soportemos los problemas que han ocasionado las huelgas de los demás y nos quedemos sin tiempo libre para nosotros.
Seamos sinceros: la administración de Justicia es fallida desde hace décadas. Y es cierto que un servicio público de calidad necesita profesionales adecuadamente retribuidos y considerados (como, dicho sea de paso, los abogados de oficio que sufren una justicia gratuita “low cost” y son siempre los grandes olvidados). Pero no solo se puede revindicar un aumento de salario, hay que reivindicar que se aumente la plantilla, que se dote de recursos… Sospechosamente, la falta de plantilla o la falta de recursos no genera huelgas; las retribuciones, sí. Y esta es la imagen que se está dando de estas huelgas, guste o no.
En definitiva: la administración de Justicia parece importarnos a todos bien poquito, porque un país que ve paralizada su justicia durante meses debería exigir graves responsabilidades a quienes gobiernan. Y no está la cosa como para irse de feria.
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