Acortameriendas

15/09/2019 - 11:34 Antonio Yagüe

No fallan ni con sequías en su cita cada septiembre anunciando la llegada del otoño.

Fue caer unos chaparrones y asomar sus puntas a modo de estrellas. No fallan ni con sequías en su cita cada septiembre anunciando la llegada del otoño. Son las humildes acortameriendas (Colchicum autumnale), también conocidas en otros pagos como quitameriendas, merenderas, echapastores, aventapastores... Estas florecillas mínimas y sencillas pasan desapercibidas para la mayoría, y más en tiempos de tanto móvil a modo de anteojera o quitapón. Surgen, según los expertos, en campos nitrificados por el ganado, en los caminos y vías pecuarias, en eras y eriales... Como un genuino mosaico color lila para tapar algo la España que lleva lustros vaciándose.

El nombre de esta especie de azafranes silvestres tiene que ver con el acortamiento de los días en torno al equinoccio de otoño. Ya anochece antes, la cena es más temprana y la merienda o “merendilla” parece que puede suprimirse. Así las familias de antes se ahorraban una de la comidas, también para algún criado, en tiempos en que no sobraba nada.  Lo de “echapastores” o “aventapastores” era típico de zonas serranas, donde su aparición anuncia que hay que hacer las previsiones porque pronto comenzará la trashumancia hacia el llano en busca de pastos de invierno.

Para los originarios del campo son un pequeño indicador que nos reaviva o despliega recuerdos de la infancia. Cuando aparecen, uno piensa en mieses, siega, haces, acarreo, era, parva, trillo, cebada, trigo, pajar, anguera o baleas de mimbre para barrer el grano que rebañaban hasta la tierra. También en todas las tareas que en los meses de verano se realizaban con equitativo reparto entre padres, abuelos, hermanos, tíos, primos y algún amigo. Incluso noches de dormida en la era, sobre la paja caliente de la parva ya trillada, mirando estrellas, la Vía Láctea o Camino de Santiago, el Carro (Osa Mayor) o el Lucero del Alba.

No vendrían mal unas acorta o quitameriendas ante la orgía de cargos y actos derrochones con música, claque y canapés, que inundan España de un tiempo a esta parte. Y el gasto a manos llenas de gobiernos, autonomías, diputaciones y ayuntamientos que están disparando la deuda o  el déficit público en miles de millones de euros. Y, de paso, también la corrupción. Con tanto trasiego de dinero siempre se queda algo por el camino. Y, mientras, sin Gobierno.