Año Nuevo engañoso

31/12/2022 - 15:23 Antonio Yagüe

Al hacer balance del 2022 nos consideramos “según y como”. “Normal, si no entramos en detalles” dicen algunos. Otros contemporizan: “Vamos tirando”, sin caer en que “cuando se va tirando es que sobra”.

Dicen los psicólogos y otros sabios que apenas tardamos cinco segundos en etiquetar a la persona que vemos por primera vez, y toda una vida para hacerlo definitivamente con nosotros mismos. Tenemos tiempo. También aseguran que nos vemos en el espejo unos siete años más jóvenes de lo que realmente somos. Casi siempre, aunque les digamos lo contrario, encontramos a los otros “¡qué mayores!”

Al hacer balance del 2022 nos consideramos “según y como”. “Normal, si no entramos en detalles” dicen algunos. Otros contemporizan: “Vamos tirando”, sin caer en que “cuando se va tirando es que sobra”,  como comentaba con retranca un avispado jicarero. Hoy, tampoco andamos para despilfarros.

Ante el Año Nuevo nos llenamos de buenos propósitos, de los que advertían los viejos predicadores que el Infierno está empedrado. Nos planteamos los clásicos: ir al gimnasio, adelgazar, aprender un idioma, ser más organizados, cuidar más las relaciones personales, viajar, ahorrar, etc.

Los manuales de autoayuda aseguran que apenas cumplimos una cuarta parte. El resto se queda en deseos, en el tablar de las hacederas, como decían los bisabuelos. Aunque se plantean con toda la buena intención del mundo, los motivos son conocidos: objetivos inadecuados y poco realistas, que no se afrontan como se debe, o se carece de una estrategia con plazos detallados y específicos durante los nuevos doce meses.

Para hacer ejercicio, por ejemplo, habría que madrugar más en lugar de remolonearse en la cama. O si se quieren cuidar más las relaciones con los tuyos, llamar a padres y hermanos a diario o casi, y contactar con tiempo, cada quince días, con una llamada o videollamada con los amigos que están lejos…

Estos son días de ilusiones perdidas, como acuñó Balzac. O ganadas, como diría el filósofo pontevedrés Rajoy. El Gordo volvió a pasar de largo y algunos niños descubrirán la inexistencia de tres Reyes Magos de Oriente. Pero nos quedan otros monarcas de sangre y amigos de verdad.