Año malo malazo

20/03/2021 - 11:08 Antonio Yagüe

En toda historia que se precie ha habido héroes y villanos. El problema es saber quién era quién. 

De repente, pasamos del aquí nunca pasa nada al aquí nunca sabemos lo que pasa, apostilla una destacada molinesa sobre el año recién cumplido de pandemia. Un paréntesis con celebraciones acumuladas, buenas y malas, en el que se ha echado de menos sobre todo la conversación, el trato y el tacto con los visitantes y vecinos. Un año malo malazo, dirían en mi pueblo.

Lo más duro, cuentan, fue la primera ola y el largo encierro mientras ningún médico llamaba a los mayores aislados. El decreto monclovita impedía incluso ir al huerto, quizá para evitar contagios con terrones. Vino la segunda ola y el verano con jóvenes irresponsables e inconscientes, mayormente forasteros, andando por libre y sin mascarilla. Los pueblos dejaron de ser el mejor refugio contra el virus (bastaba con algo de cuidado) y encabezaron los peores registros de España. Y llegó la guadaña del Covid, una de las maneras más humillantes de morir.

Pusimos nuestro granito de arena para que Castilla-La Mancha, según datos oficiales, sea la campeona de España en fallecidos por Covid en relación con su población. Fue culpa, claro, de la “bomba vírica radioactiva ” (Page dixit) expandida desde Madrid. Milagrosamente el contagio no ha llegado ni amenaza el liderazgo estatal también en listas de espera quirúrgica, 269 días frente a 45 en territorio comanche-Ayuso.

En toda historia que se precie ha habido héroes y villanos. El problema es saber quién era quién. Si el mito de la cigüeña fuese cierto, será un milagro avistar a esta ave en la comarca. Casi cero nacimientos. El futuro es más incierto que nunca. Dicen que el país ha retrocedido en lo material, pero el mayor quebranto es anímico. Espiritual.

La salud mental se ha colocado en la agenda pública. Si la pandemia ha dejado alguna lección es que, hasta en los peores momentos sanitarios y económicos, los políticos en general van a lo suyo, sin vergüenza, y los ciudadanos no les importamos nada.