Apretabotones

24/11/2019 - 18:01 Antonio Yagüe

Inmaculada, tendera de Campillo de Aragón, recoge las papeletas electorales sobrantes finiquitadas las votaciones y las va utilizando por el reverso limpio para hacer la cuenta en un pis pas.

La señora Inmaculada, entrañable tendera y buena gente del vecino Campillo de Aragón, tiene la sabia y ecológica costumbre de recoger las papeletas electorales sobrantes  una vez finiquitadas las votaciones, tan abundantes últimamente. Las apila debajo del mostrador y las va utilizando por el reverso limpio para hacer la cuenta en un pis pas, a lápiz y sin calculadora. Luego, las recorta con el borde del mostrador y entrega un trozo o entera con la suma a cada cliente.

La última vez que estuve me facturó un cacho de congrio seco, aceitunas negras de Calaceite, una pastilla de jabón Lagarto y un pollo encargado de su corral (a los dos vinejos “nada maño, invita la casa”) sobre una papeleta de Falange Española Independiente. Me pegué un susto. De repente pensé que habían resucitado de verdad las dos Españas que helaban el corazón a Machado y a muchos de nuestros abuelos.

Estos días, en los que parece que los partidos han dictaminado  el fin de la España feliz de la transición y buscan con ahínco una tercera, he repasado las papeletas electorales de los ganadores hasta el último de la lista. Ni un solo nombre de aquellos que se jugaron la Libertad para traer y consolidar la democracia y contribuyeron a modernizar España. Ni un solo histórico que pudiese hacer sombra al “héroe de Tetuán”. Las listas están llenas de perfectos apretabotones que le  deberán su sueldo y privilegios, perfectos seres anónimos salvo en su casa a la hora de comer el domingo en un sistema cada vez más caudillista. Es lo que, según Sánchez, hemos querido los españoles.

Nuestros gerifaltes provinciales y locales, altos y del montón se rifan una visita suya por aquí una vez investido con la púrpura podemista, para aclamarlo “¡Presidente, Presidente!” Tampoco andan a la zaga de la Carrera de San Jerónimo en el uso de botones las huestes de Toledo, las diputaciones y alcaldías ricas.

Algún día, cuando arreglen un bache en la tanzánica carretera de Turmiel, Page y familia posarán para los medios. Con sonrisa aznariana o sarcástica aunque muchos ignoren lo que es un sarcasmo. “Tendremos que colgarnos un cartelito al cuello que diga ‘No soy gilipollas’. Porque es que están convencidos”, sentenciaba José Luis Cuerda en su película maestra ‘Amanece que no es poco’.