Aquel antiguo mercado de los sábados en el recinto ferial de Adoratrices
Fue a partir del 10 de septiembre de 1983 cuando se comenzaron a celebrar los sábados de mercado.
Por Eduardo Díaz
En tiempos pretéritos el Rey Alfonso X “el Sabio” concedió a la ciudad de Guadalajara el privilegio de la celebración de las ferias de mercado. Esa tradición se sigue conservando en la actualidad, celebrándose mercados semanales en dos lugares de la ciudad.
Antiguamente era exclusivamente el martes el día elegido para la celebración del tradicional mercado en el interior y en las proximidades del mercado de abastos municipal, situado en la plaza de la Virgen de la Antigua. Fue a partir del 10 de septiembre de 1983 cuando se comenzaron a celebrar los sábados de mercado. La idea surgió del concejal delegado de mercado de aquella época Juan Manuel Cuadrado. Su intención fue la de crear el mercado de los sábados para aquellas personas que por motivos laborales no podían acudir al tradicional mercado de los martes.
Los mercadillos de los martes y sábados se celebraban en la lonja del mercado de abastos y en los exteriores del mismo, compartiendo los puestos de mercado clientes con tráfico rodado, lo cual era un peligro evidente. En el año 1984 con motivo de las obras de la peatonalización de la calle Mayor, lo cual suponía mandar todo el tráfico de vehículos por la calle Cervantes, desembocando en la Plaza de la Antigua, el Ayuntamiento de Guadalajara decidió trasladar los dos días de mercadillo al interior del recinto ferial de la fundación Adoratrices. Este cambio de ubicación trajo consigo numerosas protestas de los comerciales con puesto fijo en el mercado de abastos e incluso un sábado cerraron sus puestos y cortaron el tráfico como señal de protesta en la plaza de Santo Domingo. Por la ciudad corrió el rumor de que un conocido hostelero había propinado un puñetazo al alcalde de aquella época Javier de Irízar; en rueda de prensa en el despacho de la alcaldía, ambos desmintieron el rumor. Finalmente, y ante el aumento de las protestas, el Ayuntamiento de Guadalajara llegó a un acuerdo con los vendedores fijos del mercado para que el martes volviese al lugar de siempre y el sábado se mantuviese en el interior del recinto ferial.
Este nuevo mercadillo de los sábados en el recinto ferial era muy amplio y permitía a los vendedores ambulantes que sus furgonetas pudieran estar detrás de sus improvisadas tiendas. Curiosamente muchos de los vendedores permitían a sus clientes que pasasen al interior de las furgonetas para probarse las prendas antes de que las compraran. A ambos lados del mercadillo existían amplias explanadas que eran utilizadas como aparcamiento por los visitantes del mercado de los sábados.
Debido a la numerosa asistencia de personas a este singular mercadillo se aprovechaba una amplia caseta municipal, utilizada en las fiestas de septiembre, para la celebración de exposiciones de artesanía e igualmente concursos de adiestramiento de perros.
Con motivo de las obras de la construcción de un aparcamiento subterráneo de vehículos y un parque en su superficie, el tradicional mercadillo de los sábados abandonó de manera definitiva el recinto de Adoratrices.