Aquel antiguo paraíso de los niños en Guadalajara: La juguetería Lirón

05/01/2020 - 13:49 Eduardo Díaz

Este bazar se encontraba ubicado en la parte alta de la calle Mayor y fue abierto al público en el año 1947 por el empresario local Gregorio Lirón.

Hoy cinco de enero, a las seis en punto de la tarde, llegarán a Guadalajara sus Majestades los Reyes Magos cargados de regalos e ilusiones para los más pequeños. En el rincón de esta semana vamos a recordar un establecimiento que era, sin lugar a dudas, un autentico paraíso para los más pequeños y sobre todo en estas fechas navideñas. Nos estamos refiriendo a la juguetería Lirón.

Este bazar se encontraba ubicado en la parte alta de la calle Mayor y fue abierto al público en el año 1947 por el empresario local Gregorio Lirón. En el mismo edificio se situaba la oficina de la Cámara de Comercio, los seguros Plus Ultra y el despacho de billetes de la Renfe. Con el paso de los años aparte de los tradicionales juguetes, comenzaron a venderse y repararse las maquinas de escribir de la marca Hispano Olivetti, ya que el propietario era el delegado de dicha marca en Guadalajara. Cuando el fundador del establecimiento se jubiló, fueron sus hijos José Luis y Gregorio los que tomaron las riendas del bazar de juguetes, ampliaron su variedad de servicios con un moderno laboratorio fotográfico e igualmente contaron con la primera fotocopiadora que existía en la ciudad y que era de la famosa marca Canon. Tal fue el éxito de la fotocopiadora que el famoso Goyo Lirón dejó la juguetería y montó su propio negocio en el barrio de la Virgen de la Esperanza.

Si algo destacaba de la tienda Lirón eran sus grandes y voluminosos escaparates en los que se exponía todo tipo de juguetes; era curioso observar como en el lado izquierdo predominaban los juguetes destinados a los niños como: coches teledirigidos, los castillos, los trenes y el famoso Scalextric. El lado derecho era el escogido para las niñas con juegos de tocadores, las muñecas y los juegos de cocina.

     Una vez en el interior de la tienda predominaba un amplio mostrador en el cual José Luis Lirón asesoraba y aconsejaba sobre el juguete que mejor se adaptaba a los gustos de los más pequeños. Sobre las anécdotas vividas en el interior de la juguetería se podría escribir un libro. Una muy curiosa fue cuando un padre acompañado de su hijo menor fue a comprarle un regalo con motivo de su cumpleaños. Nada más entrar en la tienda el niño solicitó al dueño un enorme camión y ya no se separó en ningún momento de él, pero el padre se empeñó en comprarle un coche teledirigido y cuando le devolvió el camión al tendero, el menor comenzó a llorar. La historia terminó con la compra del vehículo a motor y José Luis, al ver la pena del niño, le regaló el camión por cuenta de la casa.

    El mayor bullicio del bazar se producía con la llegada de las fechas navideñas y el lugar se convertía en un gran negocio familiar, debido a la gran demanda de juguetes y otro tipo de regalos. Igualmente en esas fechas se colocaba un buzón para depositar las cartas y hacérselas llegar a los Reyes Magos. Uno de los aprietos que vivió el dueño fue cuando se acercó una pequeña niña llamada Yoli Vega y pedía en su carta el Palacio del Infantado con todos los miembros de la familia de los Mendoza. Fue el propio José Luis el que fabricó el Palacio del Infantado sobre una plataforma de un oeste americano y consiguió elaborar los muñecos medievales.

En el año 1995 y con motivo de la jubilación de su propietario, la juguetería Lirón cerraba sus puertas dejando un recuerdo imborrable en la sociedad arriacense.