Aquel dramático encierro nocturno de las fiestas del año 1991

27/09/2020 - 12:43 Eduardo Díaz

Las imágenes captadas por el fotógrafo Nacho Abascal, que fueron publicadas en primera página de Nueva Alcarria, ponían el vello de punta y mostraban los momentos trágicos.

Días pasados los encierros de toros de Guadalajara han sido declarados Fiesta de Interés Turístico Regional por parte de la Junta de Castilla- La Mancha tras recibir la solicitud por parte del Ayuntamiento de nuestra ciudad. En el rincón de esta semana vamos a recordar el encierro más trágico que ha tenido Guadalajara en sus 42 años de historia y que se produjo la noche del 12 de septiembre del año 1991 en el primero de los encierros programados para esas fiestas.

Tres meses antes se había producido la votación para la elección del nuevo alcalde de Guadalajara y de manera sorprendente la candidata de Izquierda Unida, Blanca Calvo, recibió los votos de la bancada socialista, convirtiéndose en la primera alcaldesa de la historia de Guadalajara. No dispuso de mucho tiempo para organizar los festejos de las Fiestas de ese año y, con pequeños retoques de su equipo de Gobierno, asumió los actos programados en los que se incluían dos encierros nocturnos y uno diurno. Así mismo y por motivo de las obras de construcción del parking subterráneo de la plaza de Santo Domingo, el recorrido del encierro cambiada de itinerario y solo se conservaba el tramo final desde la curva de Maestría hasta los corrales de la plaza de toros. Se añadía al recorrido la mitad de la subida de la calle Capitán Boixareu Rivera y las peligrosas curvas frente a la iglesia de San Ginés.

La noche en la que se celebraba el encierro era muy calurosa y las calles cercanas al recorrido se encontraban llenas de gente expectante ante el estreno del itinerario e igualmente el coso taurino se encontraba totalmente abarrotado tanto en las gradas como en el callejón. Según fuentes de la Policía Municipal, unas veinte mil personas se encontraban en el recorrido y sus alrededores, así como en el interior de la plaza de toros. En cuanto sonaron los tres chupinazos de rigor se produjo una avalancha de personas de todas las edades sobre las talanqueras del último tramo del encierro con la intención de acceder al interior de la plaza de toros para ver el final del encierro y la posterior suelta de vaquillas. Momentos después empezó a caerse gente en el callejón y el tapón humano fue haciéndose mayor a medida que llegaban los numerosos corredores que participaban en la carrera nocturna. Los toros que habían salido de los corrales de manera dubitativa, se juntaron en manada a partir del último tramo del encierro y cogieron una velocidad muy rápida para llegar lo antes posible a los corrales de la plaza. Cuando llegaron al callejón, tres toros y los cabestros lograron entrar al interior del coso taurino tras trepar una muralla humana y dejando a su paso varias cornadas entre la gente que intentaba abandonar la zona de manera desesperada. Dos toros volvían al corral del inicio del encierro creando el pánico entre los numerosos corredores que daban ya por finalizado el encierro. 

Las imágenes captadas por el fotógrafo Nacho Abascal, que fueron publicadas en primera página de Nueva Alcarria, ponían el vello de punta y mostraban los momentos trágicos del encierro que dejó 24 heridos, dos de ellos muy graves. Los servicios sanitarios tanto de la enfermería de la plaza como del hospital universitario, quedaron totalmente colapsados ante la avalancha de personas que necesitaban asistencia sanitaria. A la mañana siguiente la alcaldesa de Guadalajara totalmente abatida ante los hechos sucedidos, decretaba la suspensión de los encierros de Guadalajara; meses más tarde una comisión presidida por ella misma, decidía la recuperación de los encierros de Guadalajara pero solo por las mañanas, decidiéndose que no se volverían a celebrar encierros nocturnos.