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Aquel polémico encuentro de fútbol entre el CD Guadalajara y la Colonia Moscardó en 1973
Hoy domingo se celebra el último partido de la histórica temporada que ha realizado el C.D. Guadalajara, lo que le ha permitido ascender a la Primera R.F.E.F. Este último encuentro de la fase regular se disputará a las doce de la mañana y será contra el equipo madrileño de la Colonia de Moscardó.
El partido con más polémica que ha disputado el C.D. Guadalajara en sus 78 años de historia fue, precisamente, el celebrado en la tarde del domingo 18 de noviembre de 1973 contra la Colonia Moscardó en el estadio Pedro Escartín. Esa temporada el equipo morado había regresado a la tercera división del fútbol nacional, tras haber permanecido en categoría regional durante cinco temporadas.
El campo de la ribera del río Henares presentaba un lleno total, hasta en el famoso tendido de los sastres, ya que el “Depor” ocupaba los primeros puestos de la clasificación. Nada más comenzar el partido, el portero visitante Antonio Valbuena, que años antes había defendido los colores morados, comenzó a provocar a la grada cada vez que realizaba una parada.
A los dieciocho minutos de juego, el jugador local Damián corre la banda y envía un centro medido a la cabeza del delantero morado Javier Santiago, marcando el primer gol de la tarde y llevando el delirio a las gradas. A partir de ese momento comienzan las brusquedades por parte de los jugadores rojiblancos, sin que el colegiado valenciano Emilio Estrelles evite una auténtica batalla campal entre ellos.
En el minuto treinta y seis de partido, el jugador madrileño Francisco Seminario avanza con el balón en claro fuera de juego y lanza un fuerte balonazo que se introduce en el interior de la meta defendida por José Luis Sesma; el asistente levanta el banderín indicando el fuera de juego, pero el árbitro de manera incomprensible da el gol como válido. En ese momento hay un intento por parte de algunos aficionados locales de invadir el campo para agredir al colegiado, pero la eficaz labor de los agentes de la Policía Armada evitó la agresión.
En la segunda parte del encuentro los jugadores visitantes utilizaron todo tipo de artimañas para descontrolar a los jugadores morados. Todo ello con la permisividad del colegiado valenciano que, de manera sorprendente, no enseñó ninguna tarjeta blanca para impedir el juego violento de los madrileños.
Cuando el árbitro del encuentro dio por finalizado el partido se produjo un auténtico escándalo por parte de la afición morada, que no paraba de lanzar almohadillas con intención de golpear al colegiado. Para evitar males mayores, el trío arbitral tuvo que ser resguardado con escudos protectores para llegar a los vestuarios. En el túnel de vestuarios se produjo una batalla campal entre los jugadores visitantes Valbuena y Flores, contra los locales Ferrer y Salgado, teniendo que ser separados por directivos de ambos equipos.
Muchísimos espectadores esperaron en las inmediaciones del terreno de juego con la intención de abroncar al árbitro del encuentro. Cuando el colegiado del partido Emilio Estrelles abandonaba los vestuarios escoltado por agentes de la Policía Armada para recoger su vehículo, un conocido aficionado de Guadalajara propinaba un brutal puñetazo en el rostro del árbitro, cayendo al suelo de manera fulminante. Inmediatamente el agresor fue detenido teniendo que ser atendido el trencilla en el interior del bar por parte del doctor del Club Deportivo Guadalajara, Luis Suárez de Puga. Fue sin lugar a dudas un partido bochornoso. Afortunadamente ya no se han vuelto a repetir estos hechos tan lamentables en el estadio de Guadalajara.