
Un comercio muy recordado en Guadalajara: 'Tejidos viejo'
En el interior del establecimiento y desde el primer día de su inauguración, los clientes podían obtener todo tipo de paños, mantas, alforjas y las típicas boinas de color negro que utilizaban primordialmente las gentes del campo.
A finales del Siglo XIX llegó a Guadalajara, procedente de la Rioja, la familia de Bernardino Viejo. Esta familia se dedicaba al comercio de la lana y comenzaron a recorrer los pueblos de la provincia de Guadalajara, recogiendo la lana de las ovejas tras ser esquiladas y vendiéndola posteriormente a numerosas fábricas textiles de Cataluña.
En la ciudad arriacense se instalaron en una vivienda del número tres triplicado de la calle Cristo de Rivas; el nombre de esta calle está dedicada a la antigua Romería que una vez al año se hacía desde la Plaza Mayor de Guadalajara hasta la localidad madrileña de Rivas Vaciamadrid, para venerar la imagen del Cristo de Rivas.
En la planta baja de la vivienda, la familia Viejo fundó en el año 1838 un comercio dedicado a la venta de todo tipo de prendas con el nombre de “Tejidos Viejo”. La fachada del establecimiento se componía de madera maciza, letrero dorado del nombre de la tienda con la fecha de su fundación y por último tarima crujiente en el interior del comercio. El callejón de la tienda era espectacular con fondo de la iglesia de San Gil, aunque en el año 1842 y de manera absurda, comenzaron las obras de derribo del templo de estilo Mudéjar.
En el interior del establecimiento y desde el primer día de su inauguración, los clientes podían obtener todo tipo de paños, mantas, alforjas y las típicas boinas de color negro que utilizaban primordialmente las gentes del campo.
En el año 1906, en el interior del comercio los encargados de las obras del Panteón de la Condesa Vega del Pozo, realizaron una auténtica obra de arte en la techumbre de la tienda, que llamaba la atención de los clientes que entraban a comprar sus productos. Durante la triste contienda de la Guerra Civil Española, el comercio de Tejidos Viejo siguió abierto para atender las necesidades de la población rural, pero en el frente bélico fallecieron el fundador del negocio textil y su hijo. Para no perder la tradición del comercio textil, fue Elvira Viejo la que se hizo cargo de la tienda manteniendo la mayoría de los productos que se vendían desde su inauguración y añadiendo productos del ajuar como sábanas, manteles y todo tipo de cortinas.
Tras la jubilación de Elvira Viejo, el negocio pasó a manos de su sobrina María Luisa Corrales Viejo. Al tener su trabajo y domicilio en Madrid, cedió la dirección del comercio a su hermano Ramón y a su cuñada Maruja que era la que atendía a los clientes detrás del mostrador. Cuando falleció Ramón Corrales el comercio fue traspasado y en la actualidad es un negocio denominado “ Rotos y Descosidos”, dedicado a los arreglos de ropas y vestidos. Curiosamente sigue conservando la misma fachada, aunque desgraciadamente por actos vandálicos y numerosas pintadas, ha tenido que pintarse en varias ocasiones. Ha desaparecido igualmente el precioso techo artesonado de madera, al haberse bajado el techo con un panel de escayola.