Aquella niña recién nacida y apadrinada por agentes de la Policía Nacional

08/06/2025 - 12:22 Eduardo Díaz

Uno de los momentos en los que quedó claro que la Policía Nacional de Guadalajara está al servicio de sus ciudadanos fue el 14 de enero de 1990. Descubre en este artículo la historia completa.

El Cuerpo Nacional de Policía fue fundado el 13 de enero de 1824, por decreto del Rey Fernando VII. En dicho decreto se estableció que la finalidad del nuevo cuerpo policial era la de velar por los derechos y libertades de los ciudadanos.

También se destacaba en el reglamento que los agentes policiales debían estar en todo momento al servicio de las personas, protegiendo y garantizando su bienestar.

Por todos los servicios prestados a la ciudadanía de Guadalajara, el Consistorio Municipal quiso rendir un emotivo homenaje a la Policía Nacional con motivo de su 200 aniversario, poniendo el nombre de una glorieta al Cuerpo Nacional de Policía, en el comienzo del Bulevar de Clara Campoamor.

Uno de los momentos en los que quedó claro que la Policía Nacional de Guadalajara está al servicio de sus ciudadanos fue el 14 de enero de 1990. A primeras horas de la madrugada de ese domingo la patrulla, formada por los agentes José Manuel Goris y Gabriel Latorre, observaron raros movimientos en un vehiculo de la marca Seat 600, estacionado en la explanada del final de la calle Zaragoza, frente a las viviendas benéficas de Manolito Taberné. 

Cuando llegaron a la altura del turismo, tres personas les manifestaron que intentaban arrancar el vehículo propiedad de uno de ellos, para trasladar a su esposa que estaba a punto de dar a luz. Tras estas explicaciones y lograr averiguar el domicilio de la futura parturienta en la calle Soria, los agentes se dirigieron de manera urgente a la vivienda. Cuando entraron al interior de la vivienda y siendo abiertos por una vecina que había ido a auxiliar a la joven, se encontraron en la cama a la madre, tumbada en la cama y con la criatura fuera ya de su vientre. Sin pensarlo dos veces, uno de los agentes se dirigió rápidamente a la cocina para recoger unas tijeras y a continuación cortó el cordón umbilical; una vez realizada esta operación, su compañero, con la ayuda de los cordones de su zapato, ató el funículo. 

Al no existir teléfono en el domicilio, los agentes a través de la centralita policial requirieron de manera urgente una ambulancia para la madre que no paraba de sangrar y era secada con numerosas toallas.  Una vez que se aseguraron los agentes de la Policía Nacional de que la madre quedaba en manos de su vecina, trasladaron al Hospital General a la criatura recién nacida en su vehiculo policial de la marca Seat 131 de color blanco, conocido cariñosamente como la Lechera. 

Durante el trayecto, los agentes se encontraban muy preocupados ya que la niña no daba ningún tipo de señales de vida. Pero nada más llegar al Servicio de Urgencias y esperándoles allí una enfermera del servicio de Maternidad, cogió a la niña en sus brazos y tras darle unos pequeños toques, rompió a llorar de manera escandalosa. Ello emocionó a los policías actuantes, los cuales  rompieron también a llorar de alegría, abrazándose a la enfermera y a la niña. 

La niña recibió el nombre de Tamara Argentina Montero, sus padres quisieron que los agentes policiales fueran sus padrinos. Con una gran emoción de sus familiares y sus nuevos padrinos policiales, la niña fue bautizada en la parroquia de Santa Cruz en el emblemático barrio del Alamín. Durante la ceremonia del bautismo de Tamara, el párroco celebró que tanto la niña como su madre se encontrasen en perfecto estado de salud  y de manera sencilla y cariñosa comentó que la historia del nacimiento de la pequeña criatura se podría llevar a las grandes pantallas de cine.