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Establecimientos en el recuerdo de la plaza de San Gil
En la plaza de San Gil se instalaron con el paso del tiempo emblemáticos comercios de la ciudad. Recordemos la historia. Dibujo de la portada: José Luis Pradillo.
En tiempos pretéritos, la plaza de San Gil era presidida por la iglesia de San Gil. La parroquia tenía una gran importancia en la ciudad de Guadalajara, en su interior se celebraban las reuniones del Concejo Municipal en donde se elaboraban las normas y edictos de la ciudad arriacense.
Fue a partir de 1924 cuando la iglesia sufrió un derrumbe parcial, lo cual trajo consigo la demolición del templo a excepción del ábside y arco, que es lo que se puede observar en la actualidad.
En la plaza de San Gil se instalaron con el paso del tiempo emblemáticos comercios de la ciudad. El primero de ellos fue en el año 1838 una tienda de todo tipo de telas creada por la familia Viejo, la cual tenía sus raíces familiares en la Rioja; en la actualidad este comercio sigue abierto pero con distintos propietarios y dedicado al arreglo de prendas de vestir.
Muy querida por el vecindario, era la tienda de ultramarinos de la familia Gamo. Fue fundada por Gervasio Gamo y tras su jubilación, fueron sus hijos Fernando y Emilio los que tomaron el relevo generacional hasta su cierre definitivo en 1982.
En el recuerdo de esta emblemática plaza de San Gil quedan los antiguos comercios como el de la sastrería de Gregorio Moreno, la pescadería del “ Pescadilla”, la imprenta de la familia Carlavilla, la carnicería de Segundo Tundidor, la frutería conocida cariñosamente como del Caballo Bonito y la zapatería de San Gil.
Antiguamente en la explanada de la plaza de San Gil se colocaban kioscos en los que se vendían todo tipo de golosinas, se facilitaban los famosos ‘palo luz’ que se recogían a orillas del río Henares e incluso se intercambiaban tebeos, cromos y novelas. Por ello en la ciudad de Guadalajara se conocía a esta plaza de San Gil con el cariñoso nombre de Las Baratijas.
Era famoso el tenderete de Atanasio en el que se podían obtener tebeos de radiante actualidad como los de Roberto Alcázar y Pedrín, Capitán Trueno, el Guerrero del Antifaz y el popular TBO. Con el paso del tiempo Atanasio trasladó su puesto a un portal de la calle Mayor.
También era muy popular en la plaza de San Gil la vendedora ambulante de golosinas y tabacos, Isabel Sánchez “La Luna”, la cual residía en el barrio del Cerro del Pimiento.
Cuando desaparecieron los puestos ambulantes de venta de chucherías y novelas en la plaza de San Gil se instaló de manera permanente el comercio de venta de golosinas y caramelos “La Popular”. Se encontraba en los bajos de una vivienda y era un auténtico paraíso para los más pequeños. Cuando se jubilaron las propietarias del establecimiento en el año 1991 se ponía el punto y final a los puestos de las Baratijas.
La Plaza de San Gil pese a los desniveles marcados con escaleras servía como campo de fútbol para la chavalería que habitaba en el barrio.Otra de las hazañas de los más pequeños del barrio consistía en saltar una tapia que había junto a los restos de la iglesia de San Gil y jugar en una amplia piscina sin agua.