Aquellas antiguas chabolas del barrio del Alamín

25/09/2022 - 11:12 Eduardo Díaz

Afortunadamente a día de hoy ya no existe en Guadalajara ninguna barriada de chabolas, pero antiguamente y hasta finales de la década de los años 80 del siglo XX, muchas familias arriacenses residían en numerosas barriadas de barracones que se asentaban a lo largo del barranco del Alamín. 

Por Eduardo Díaz

Afortunadamente a día de hoy ya no existe en Guadalajara ninguna barriada de chabolas, pero antiguamente y hasta finales de la década de los años 80 del siglo XX, muchas familias arriacenses residían en numerosas barriadas de barracones que se asentaban a lo largo del barranco del Alamín y en el antiguo camino que terminaba en la localidad de Tórtola de Henares.

Las malas condiciones de estos chamizos que carecían de agua, luz, aseos y estaban rodeados de animales roedores, preocupaba a las autoridades gubernativas, municipales y sanitarias de Guadalajara. 

El primer paso para erradicar las chabolas fue la construcción de las viviendas de la llamada “ Operación Alamín”, en la zona llamada como de la Alaminilla.Los terrenos fueron donados por Casilda Alonso Martínez, que era la esposa del conde de Romanones, y contó con la colaboración del Ayuntamiento de Guadalajara, numerosas rifas y sorteos e igualmente con concursos de radio solidarios que realizaba Radio Juventud Guadalajara con el único objetivo de obtener fondos económicos para la compra de los materiales de construcción. Una vez finalizadas las obras se alojaron a 96 familias que abandonaron sus chamizos y pasaron a tener una vida más digna.

Otro de los pasos que se dieron para acabar con el chabolismo del barranco del Alamín fue la construcción de viviendas sociales a las cuales se denominó: “Casas de Sindicatos”. Su ubicación fue en la zona residencial del Polígono del Balconcillo y sus llaves fueron entregadas a las familias en otoño del año 1972, en un acto oficial presidido por Fernando Dancausa de Miguel, que en aquella época era el director general de la Vivienda. Fueron numerosas las familias que se acogieron en estas viviendas por lo que poco a poco el problema del chabolismo fue disminuyendo en la ciudad. Los huecos que dejaban los derribos de los barracones eran aprovechados por algunas familias para la creación de huertas agrícolas y pequeñas granjas para albergar pollos, gallinas, conejos y otros animales domésticos.

En una fría mañana del invierno del año 1976, el alcalde de Guadalajara, Antonio Lozano Viñés, acompañado de varios concejales, fue a visitar de manera sorpresiva a los moradores de las chabolas que todavía quedaban en pié. Tras ver y observar sus pésimas condiciones de vida, ya que no tenían ni luz, ni agua y se encontraban rodeados de animales roedores, les prometió que su problema se intentaría solucionar lo antes posible. El 20 de abril de 1978, los Reyes de España visitaban la ciudad de Guadalajara para entregar de forma simbólica las llaves de 744 viviendas, que a partir de ese día recibieron el cariñoso nombre de “ Las Casas del Rey”. Esto trajo consigo el final del chabolismo en el barrio del Alamín, ante la alegría de las familias que pasaban a tener unas condiciones de vida muy mejoradas.

En el año 1996 el alcalde de aquella época, José María Bris Gallego, diseñó un proyecto de un largo paseo que se hizo realidad en un año y medio a través del Barranco del Alamín, rodeado de pistas de deportes, parques y un auditorio musical, en recuerdo a las numerosas familias arriacenses que durante un largo periodo de tiempo habitaron en unos tristes barracones y con una pésima calidad de vida.