Callejeros rebautizados

01/11/2025 - 16:05 Antonio Yagüe

Andan ayuntamientos, Gobierno y subgobiernos rebautizando estaciones, aeropuertos, centros deportivos, avenidas, plazas y calles con nombres de personajes próximos a los mandamases de turno, recién fallecidos o hace tiempo pero que hoy consideran de los suyos.

  A una afamada estación ferroviaria madrileña se le ha añadido el nombre de Clara Campoamor, diputada que logró el voto femenino en 1932 con la oposición belicosa de socialistas y comunistas. Hubo de exiliarse a Suiza, donde falleció en 1972.

  Así, abundan por doquier las vías y edificios con nombres oficiales desconocidos para muchos vecinos. A veces pasan y ponen otros más útiles ingeniosos. En varios pueblos molineses hay una calle de la Talega (callejón sin salida).  

En Valladolid es famosa la calle de ‘Los tres coños’, céntrica, hoy peatonal y oficialmente denominada Arribas. El sobrenombre, cuentan, obedecía a tres motivos. Al llegar a ella los transeúntes, mostrando asombro, enfado o extrañeza, exclamaban ‘¡Coño qué catedral’ (de Nuestra Señora de la Asunción)!, ‘¡Coño qué frío!’ (siempre con brisilla fresca o niebla), y ‘¡Coño cómo está la estanquera!’ (una tal Albertina, que regentaba la expendeduría de tabaco desde 1952).

  Esta interjección (llevada por Cela a la RAE),  propia del habla española coloquial para expresar sorpresa o impacto es similar al uso inglés “¡Wow!” o “¡Vaya!” También dio nombre en Ronda (Málaga) al ‘Balcón del Coño`, llamado oficialmente Mirador de la Peña de Berlanga. Ciertamente impresiona al asomarse sobre la garganta del Tajo. Brinda una de las mejores vistas de Andalucía.

En el callejero de mi pueblo no hay más nombres propios que Isidro, labrador y santo patrón, y la callejuela de una tal Águeda que nadie sabe quién era. Hay también un estrechísimo callejón medieval, al que llamaban del Tentetieso. Por él bajaban algunos mozos del baile con tragos y algunas parejas se escondían a lo suyo.