Chascos y pachascos
Entre Nochebuena y Año Nuevo los medios suelen hacer balance del año vencido. Los presidentes de un territorio o algo, cuidando las formas y distancias del Caudillo en su día, hacen lo propio felicitando al personal contribuyente y paciente.
Pasan de puntillas sobre algunos incumplientos electorales y desean el tópico próspero 2025.
No hace falta mirar hacia Valencia. La lista de chascos en nuestra comarca es antigua y consistente. Una estación de autobuses que nunca llegó a inaugurarse frente al antiguo bar Capurra; la malograda Subalterna y complejos hoteleros sucesivos; la autovía Alcolea del Pinar-Monreal del Campo y el Parador Nacional fantasma prometidos por el ínclito Barreda…
La infraestructura y la edificación iban en el mismo lote-promesa tras el despiadado incendio forestal de 2005. De la gran vía rápida Madrid-Teruel sólo quedan proyectos y palabras de políticos.
Casi mejor no mentar, en la proximidad de los Santos Inocentes, al gran hotel llamado a “dinamizar” y enriquecer la comarca. Con que se inaugure para Semana Santa, sin goterones y con las ñapas reparadas, los floridos gerifaltes y los sufridos empleados podrían darse con un canto en los dientes.
Chasco tras chasco la capital celebró unas ferias pasadas por agua pero semisecas de festejos. Como la cartera. El camión de la basura se averió y no hay fondos para arreglarlo. El ayuntamiento tira de prestado con el vehículo de alguna mancomunidad de humildes pueblos. A ver si se portan los pages y Reyes (de Toledo).
Mi tía Gabriela usaba mucho la exclamación aseverativa ‘!pachasco!’, a modo de ‘¡por supuesto!’, ‘¡faltaría más!’, ‘¡pues claro!’...También la oí en Toledo.
Me sorprendió en Valencia un grupo musical excelente con ese nombre. Visto lo visto con la respuesta dada a la riada, puede que hoy triunfaría más sin la sílaba inicial. Su comunidad lidera este año los charcos y chascos !Pachasco!