Circunstancias

20/09/2019 - 13:03 Jesús de Andrés

Nos enfrentamos a las cuartas elecciones generales en cuatro años, con el desgaste que ello supone a la clase política, a las instituciones y la ciudadanía.

Decía Ortega aquello de “yo soy yo y mis circunstancias” para enfatizar la importancia que tiene el medio en el que vivimos, en el que trabajamos, en el que nos desarrollamos como personas. Como actores que somos, nada más importante que el escenario sobre el que nos toca actuar. Algo que también, y de qué manera, ocurre en la vida política. Las carreras políticas dependen de la acción de cada cual, pero también del ámbito en el que tienen lugar. Un apoyo, una decisión tomada en un determinado momento, un cambio sobrevenido… cualquier cuestión, por pequeña que parezca, puede impulsar a un político o a un partido en un sentido u otro.

Nos enfrentamos a las cuartas elecciones generales en cuatro años, con el desgaste que ello supone a la clase política, a las instituciones y la ciudadanía. Hasta aquí hemos llegado por decisiones particulares de los actores involucrados, pero también por constricciones del sistema político que acotan el marco de acción de aquellos. En ocasiones, han sido las circunstancias las que han llevado a los partidos a conformar su estrategia, y su aplicación táctica, por determinados caminos. Podemos, por ejemplo, surgió como respuesta social a la peor crisis económica que hemos tenido desde la guerra civil y fue aupado gracias a que su primera comparecencia electoral fueron unas elecciones europeas en las que, gracias a la circunscripción única -y a la presencia mediática de su líder-, consiguió cinco escaños. Sin embargo, las segundas elecciones a las que se presentó fueron las municipales de 2015, un año después, para las que no estaban preparados por carecer de cuadros y por no ser capaces de crear listas bajo una misma bandera, dando lugar a la fragmentación interna actual. Después de apostar todo a la carta de una victoria inmediata y de un “sorpasso” al PSOE, el no haber conseguido ninguno de sus objetivos explica su irracional deriva.

Otro tanto le ha ocurrido a Ciudadanos, cuya estrategia de ocupar el centro político pasaba por enfrentarse a Rajoy en unas elecciones en las que, previsiblemente, se haría con el electorado de un PP harto de la corrupción e inacción gubernamentales. Sin embargo, la moción de censura de 2018 les descolocó sobremanera, hasta el punto de perseverar sin ser capaces de modificar una táctica de oposición diseñada para un escenario distinto. Mejor suerte se anticipa para un Pablo Casado que podría pasar de recoger el peor resultado de la historia de la derecha a ser presidente del Gobierno en apenas unos meses, o del propio Pedro Sánchez, quien mejor ha sabido leer la situación de cara a sus intereses. Ellos, como usted y yo, toman decisiones estratégicas, pero contra las circunstancias es mejor no luchar sino adaptarse inteligentemente. Añadía Ortega que si no salvamos nuestras circunstancias no nos salvamos nosotros. Tomen nota.