Citas marxistas
Es conocido el inicio del Manifiesto comunista (1848) de Carlos Marx, en el que anunciaba: “Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo”. Y tanto que lo recorrió.
Es conocido el inicio del Manifiesto comunista (1848) de Carlos Marx, en el que anunciaba: “Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo”. Y tanto que lo recorrió. Durante décadas, un siglo después, varias dictaduras de partido único sometidas a la bota imperialista de la Unión Soviética dominaron buena parte del territorio europeo. Hoy, sin embargo, es otro el fantasma que recorre Europa y más allá: el fantasma del populismo.
En los últimos años hemos tenido populismos de extrema derecha y de extrema izquierda, aunque estos últimos, afortunadamente, han perdido fuelle. Cobran fuerza, y mucha, como hemos visto esta semana, el populismo (los populismos) de extrema derecha, un movimiento con amplias raíces, extendido por todos los países occidentales, que mezcla un nacionalismo primario de carácter simbólico, una xenofobia sin matices (y sin cálculo de oportunidad) y un rechazo a todo lo que incluyen en el ámbito ‘woke’: el feminismo, el ecologismo, la lucha contra el cambio climático, el mundo LGTB, la corrección política… pero también el libre comercio, la globalización, el respeto a los derechos humanos o los principios del liberalismo político. Todo ello en una batidora con estrategias de avance basadas en los bulos y los memes en las redes sociales, la manipulación y la demagogia mediática; todo ello con un objetivo claro: transformar en adhesión política y movilización electoral las distintas formas de fanatismo intransigente que se modelan vía algoritmos.
Afirmaba también Marx, esta vez al inicio de El dieciocho brumario de Luis Bonaparte, que “la historia ocurre dos veces: la primera como tragedia y la segunda como farsa”. Quiero pensar que el primer mandato de Trump fue el de la tragedia y que en este nos queda por ver la farsa, pero podría ser al revés. Esa es siempre la amenaza. El caso es que el avance es claro, está ahí, y España no es ajena al proceso. Se cree el PSOE que le beneficia porque lo convierte en antídoto, en la resistencia, pero se equivoca porque se trata de una ola mucho más alta y con mucha más fuerza de lo que parece. Y se equivoca el PP dándoles pábulo, sustentándolos ahora que van por detrás. Piensan, calculadora en mano, que un día les permitirán alcanzar el Gobierno, su gran obsesión. Lo que no sospechan es que las cuentas pueden salirles mal y ser sobrepasados, como ya ha ocurrido en otros países.
“La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”, sentenciaba el otro Marx, Groucho, como si fuera hoy testigo. Denle una vuelta. En el caso que no ocupa, razón no le faltaba.