
Código deontológico
El trabajo del veterinario de clínica es sacrificado, hay que tener vocación para ejercerlo dedicando muchas horas, tratando con tutores exigentes...
Para todos aquellos que nuestros animales de compañía son un miembro más de la familia, el momento de elegir veterinario se convierte en uno de los más relevantes. Queremos no solo conocimientos sino también empatía. Buscamos la vocación que llevó a ese profesional a estudiar una carrera que se dedica a cuidar a los animales.
El sector veterinario está de plena actualidad en los últimos meses, el Real Decreto 666/2023, de 18 de julio, por el que se regula la distribución, prescripción, dispensación y uso de medicamentos veterinarios ha conseguido movilizar no solo al conjunto de veterinarios, también a los tutores que llevan años a su lado al otro lado de la camilla, solo que ahora, se sitúan junto a ellos portando pancartas que reivindican los derechos que exigen para ejercer su labor con seriedad y profesionalidad. Si hubieran contado con veterinarios para redactar el Real Decreto no estaríamos en estas, me dice Cristina Santos, veterinaria y copropietaria de la Clínica Veterinaria Díaz de la Cebosa en Guadalajara. Esto limita mucho nuestro trabajo, afecta a los tutores con los que te tienes que pelear al hacerles entender que no es posible aplicar un antibiótico porque la ley no lo permite. Para ella el trámite burocrático que conlleva aplicarlo es uno más, lo más agobiante es que no me dejen utilizar el medicamento que considero que tengo que utilizar, resalta, es decir, se pone en riesgo la vida de un animal al recetarle un tratamiento que no le va a funcionar. Parece ser que con la ley en la mano, a estos profesionales no les dejan hacer su trabajo basándose en sus conocimientos, adquiridos durante años de estudio en la Facultad. Me siento ignorada, muy poco valorada, se lamenta. Algo que llevo escuchando a otros tantos veterinarios en las concentraciones y manifestaciones que se han venido sucediendo desde la publicación de un decreto que trata de controlar el uso de antibióticos para disminuir las resistencias en humanos.
El trabajo del veterinario de clínica es sacrificado, hay que tener vocación para ejercerlo dedicando muchas horas, tratando con tutores exigentes, con bajos salarios, con horarios partidos, con urgencias que alargan las noches y donde los festivos son tan laborables como el resto de días. Antes teníamos una capacidad de sacrificio que ya es difícil de ver. Santos lo tiene claro, por este motivo, hay escasez de veterinarios en toda España. Ser veterinario debería ser vocacional y si esto no es así trabajar con animales es un error que puede generar muchas más tensiones que si lo haces porque te encanta tu trabajo.
Impactante ha sido el caso de una compañera de profesión que se suicidó el 11 de mayo, el tercer caso en este año en nuestro país. Los niveles de ansiedad que genera la profesión son conocidas en el sector, por este motivo me interesa saber cómo soporta la carga emocional que supone tratar a los pacientes, no en las ocasiones en las que una vacuna es el tratamiento a aplicar, sino en aquellos en los que su vida está en juego y no siempre es posible la curación. Aquí el vínculo determina su actuación, cuando son pacientes míos, quiero dormirlos yo, quiero estar ahí acompañando al dueño y al animal. Porque quiero estar en lo bueno y en lo malo, con la tristeza que eso supone. Cuando los tutores no quieren afrontar los gastos de un tratamiento para solucionar una enfermedad o dolencia y plantean la muerte de su animal abiertamente, la clínica los remite a otro centro, aún a coste de perder al cliente, no pueden pasar por encima de sus valores.
Aquellos que llevan tiempo leyendo esta sección de protección animal conocen mi gran preocupación por las colonias felinas, y la publicación del decreto que mencionaba al comienzo de este artículo consiguió asustarme. Una vez más, los comunitarios volvían a ser perjudicados en manos de aquellos que debían protegerlos. Cristina resalta que lo primero en su día a día es su código ético, que no le permite dejar a ningún animal sufriendo cuando se pueden hacer cosas para que no sufra, por eso soy veterinaria y velo por los animales.