
Un paseo amable
Debemos fomentar aquello que es innato en el perro, el olfateo y la exploración, y una correa larga siempre se puede acortar, pero una corta no se podrá alargar para adaptarnos a las necesidades del can.
Tras la adopción de mi perra Juana ambas tuvimos que adaptarnos la una a la otra, construyendo hábitos para una mejor convivencia. Uno de los momentos más importantes eran los paseos diarios. Inicialmente no fueron fáciles, creo que cometí todos los errores que se pueden cometer por falta de conocimientos. Sin embargo, con consejos que buscaban el bienestar de la perra en esa actividad tan cotidiana, los últimos años paseando juntas han sido una delicia.
La persona que hizo esto posible fue Cristian García, voluntario en La Camada desde hace dieciocho años cuidando y rehabilitando los perros que habitan el centro de recuperación de animales abandonados de la ciudad. La adoración que le muestran aquellos a los que trata es el mejor baremo a su labor, los transforma, los calma minorando sus traumas y mejorando su vida.
Como buenas alumnas, Juana y yo aprendimos que el paseo comienza en casa. El momento de mostrar la correa y el arnés provoca una excitación en el animal que conlleva iniciar el paseo corriendo y con tirones. Podemos optar por sentarnos unos minutos en el sofá, dando tiempo a que bajen los niveles de estrés. En calma, será el momento oportuno de comenzar el paseo.
María Tello a su perra Juana.
Una de las recomendaciones más importantes es el uso del arnés evitando collares. El cuello del perro tiene muchas terminaciones nerviosas y la tráquea es una parte de su anatomía sensible y delicada, por no hablar de los ganglios linfáticos. Los tirones continuos repercuten en su salud -cuidado con las tensiones cervicales- y bienestar, incluso a nivel emocional ya que le genera nerviosismo y estrés. La correa recomendable es la de tres metros, esta distancia le dará la libertad de poder explorar en sus paseos. Las correas cortas de metro de largo pueden no permitir que pueda bajar la cabeza en su totalidad al suelo para olfatear, generando frustración y malestar. Porque debemos fomentar aquello que es innato en el perro, el olfateo y la exploración, y una correa larga siempre se puede acortar, pero una corta no se podrá alargar para adaptarnos a las necesidades de nuestro compañero. Observarle nos dará las pautas para brindarle un paseo amable ya que el perro es quien debe dirigirlo, querrá pararse unos minutos en un mismo lugar para explorar, incluso volver a un punto donde ya olfateó o cruzarse de acera cuando ve a otro de su especie que le causa miedo, en su toma de decisiones la función del tutor es acompañarle reforzando el vínculo que los une. Y en esa toma de decisiones del animal, el uso del pipican dependerá de la personalidad de cada perro porque no es un espacio adecuado para socializar por los niveles de estrés que se generan ante el alto número de perros jugando alrededor y corriendo de un lado a otro. Sin embargo, sí lo es para soltarlo de manera segura tan solo unos minutos que son los que necesita para olfatear cada rincón.
Las presentaciones con otros perros serán más fáciles si ambos animales pasean en la misma dirección, evitando la inquietud de encontrarse de frente, con tensiones de las correas por parte de los tutores que pueden dar lugar a un problema que no existía. Una vez presentados, lo aconsejable es continuar el paseo de manera lineal. Y si nos encontramos con un momento de conflicto, alejarse del lugar haciendo una curva amplia, ganando espacio con el mobiliario urbano -un coche, por ejemplo- o cambiándonos de acera, la observación llevará a anticiparnos a momentos no deseados.
Importante, pasear sin prisa. Lo ideal sería poder variar los recorridos para que fueran estimulantes y olvidarnos de paseos rutinarios y monótonos buscando lugares con olores diferentes donde la exploración les haga volver a casa relajados. Recuerden que es mejor un perro tranquilo por haber aprovechado bien su paseo -corto o largo- que cansado tras un largo recorrido donde no ha tenido la oportunidad de explorar.
Estas son tan solo algunas herramientas para conseguir un paseo amable, porque disfrutar de esos momentos con un perro sereno, seguro de sí mismo y estable es posible, transformando no solo al animal sino nuestro vínculo con él.