Corrupción con vacuna

01/12/2018 - 12:33 Antonio Yagüe

El libro, que se acaba de publicar, es un manual para ciudadanos, también para políticos, que recuerda dos cosas sencilla.

Aseguran los expertos que las epidemias se producen históricamente por dos razones: guerras y catástrofes naturales, y falta de higiene, prevención y medidas sanitarias. La corrupción política existe por las mismas razones. Hay epidemias que se curan con vacunas. La corrupción política tiene otra: la Ética, con mayúsculas. Una ética social fuertemente implantada haría imposible, o al menos muy difícil, que creciera la ponzoñosa planta de la corrupción, en un país y en el planeta entero.

Si en España se hubiera asentado esta materia no habría 900 políticos, bancarios, “empresarios” y otras yerbas procesados por corrupción. Ni Bárcenas, Ratos, Zaplanas, Correas, Granados, Villarejos, Gurteles, Lezos, Púnicos, Eres andaluces, y todo el rosario de corruptos (también en nuestra provincia) que pululan por los juzgados o penan en las cárceles. Ni en la calle grandes evasores, jueces prevaricadores, caciques locales y demócratas de política plebeya que, como denunciaba Ortega, adoptan actitudes del populacho para cazar votos.

Esta es una de las tesis centrales del libro “La ética en 100 preguntas” (Editorial Nowtilus) de Luis María Cifuentes, catedrático de Filosofía, uno de los ideólogos de la asignatura Educación para la Ciudadanía. El libro, que se acaba de publicar, es un manual para ciudadanos, también para políticos, que recuerda dos cosas sencillas: el ser humano es un ser social y un ser moral, y ser persona es tener ética. O sea, hacer el bien y evitar el mal, una verdad de Perogrullo que parece haberse volatilizado en territorios como la política y los negocios. Si la escuela, la familia y los medios de comunicación (cada día más espectáculo) explicaran bien la materia “no se votaría a corruptos ni a mentirosos”, no habría Trumps ni electos de su ralea.

Cifuentes defiende una ética universal, laica, no religiosa, que se resume en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU, formulada en 1948. La declaración pueden ser los Diez Mandamientos de la Humanidad, asumible por cristianos, musulmanes, judíos, budistas, ateos y agnósticos, porque recoge la Moral Laica de la Humanidad.

Pero el autor no es un iluso, si los gobiernos y partidos no se aplican la vacuna, no hay nada que hacer. Y a nivel mundial tampoco, “la ONU por sí sola no sirve para nada”, dice Cifuentes con contundencia… y enorme tristeza.