Cucharazo chino

23/10/2021 - 12:09 Antonio Yagüe

Cuentan que el Ejecutivo de Toledo obsequió a los asistentes a la entrega de los premios nacionales de gastronomía con una cuchara y un tenedor,detalle muy apropiado si no fuera porque que ambos utensilios culinarios fueron fabricados en China.

 

Cuentan las crónicas de doble filo que el Ejecutivo de Toledo obsequió a los asistentes a la entrega de los premios nacionales de gastronomía con una cuchara y un tenedor, bajo la marca Raíz Culinaria Castilla-La Mancha. Un detalle muy apropiado en eventos de esta índole, si no fuera porque que ambos utensilios culinarios fueron fabricados en China.

La oposición, siempre retorcida, lo califica de “despropósito, insulto y desprecio” hacia los artesanos de la región. Observa una contradicción con la prédica del presidente regional en Bruselas de que defenderá a capa y espada la Denominación de Origen Protegida (DOP) y luego regale productos Made in China en actos institucionales.

La controversia recuerda la de 1999 cuando se criticó al entonces presidente regional José Bono por regalar a los jubilados en los viajes de turismo social 30.000 navajas, también fabricadas en China en lugar de su Albacete natal. Page, entonces portavoz, lo achacó a la empresa organizadora y precisó que se trataba de un artefacto multiusos que también incluía sacacorchos, abrelatas y tijerillas.

Las cucharas son lo primero y lo más utilizado por el hombre para comer desde el neolítico. Algo telúrico. Una especie de tótem planetario. El lugar de fabricación tampoco importa tanto. Otra cosa es el moderno tenedor, nacido en la lujosa corte de Versalles, que también se llevaba en el bolsillo e incluso (la higiene era entonces otra cosa) se utilizaba llegado el caso para rascarse la espalda.

Mira por donde, hace unos años en las fiestas de mi pueblo junto al trofeo de premio a los ganadores del mus se obsequió a los finalistas con una cuchara, casi cucharón. Copiaron la idea del famoso torneo de rugby de las Cuatro Naciones. Las compraron en Calatayud, eran elegantes y de madera de boj, como el título de la penúltima novela de Cela, con la que se fabricaron las famosas bolas del sorteo del Gordo de Navidad.

A nuestra Magdalena Valerio no le habrían colado este gol en propia puerta en su etapa de consejera de Turismo y Artesanía. Como tampoco pudo hacerlo un sindicato de prostitutas cuando era ministra de Trabajo.