Cuenca, Soria y Teruel
En total, las empresas ubicadas en esas tres provincias reciben 25 millones de euros al año. Los cálculos iniciales realizados por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA) estiman que el concierto fiscal para Cataluña equivaldría a 22.000 millones de euros anuales.
Cuando uno quiere justificar lo injustificable, lo más probable es que acabe diciendo sandeces o faltando a la verdad. Salen la portavoz del PSOE, Esther Peña, y la ministra portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, a defender el nuevo modelo de financiación que se pretende para Cataluña, y no se les ocurre otra patochada que alegar que este se justifica porque las provincias de Cuenca, Soria y Teruel, debido a su riesgo de despoblación, ya tienen un sistema singular. No debían tener otro ejemplo. Lo dicen así, de corrido, y se quedan tan anchas. Cuenca, Soria y Teruel. Como quien dice Estonia, Letonia y Lituania. O, mejor aún, Andorra, Mónaco y Gibraltar. No se les ocurrió mentar a Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, que junto a Navarra sí que son territorios con fiscalidad propia, es decir, recompensados con privilegios varios que no tienen el resto y que, por supuesto, generan desigualdades evidentes y palmarias.
Las tres provincias infamadas están cerca de nosotros, las conocemos bien por ser limítrofes con la nuestra. Es cierto que están despobladas, como lo está Guadalajara a excepción del Corredor del Henares, y que tienen algún beneficio por dicha consideración, pero esa ayuda apenas supone una bonificación para las cuotas que las empresas pagan a la Seguridad Social que equivale a 18 euros al mes por trabajador. En total, las empresas ubicadas en esas tres provincias reciben 25 millones de euros al año. Los cálculos iniciales realizados por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA) estiman que el concierto fiscal para Cataluña equivaldría a 22.000 millones de euros anuales. 25 frente a 22.000. Cuenca, Soria y Teruel tardarían mil años en conseguir lo que Cataluña en uno. Esa es la desvergonzada equivalencia. Anótese, además, que el descuento por despoblación puede extenderse hasta 2027, momento en que deberá negociarse de nuevo.
Las provincias de Cuenca, Soria y Teruel suman una población que, por ejemplo, no llega a la que tiene la ciudad de Palma (de Mallorca). Los suyos, como los nuestros, son problemas que requieren imaginación e inversiones. Para protestar por esta utilización mezquina y maledicente, los representantes de tres plataformas provinciales (Cuenca Ahora, Soria ¡Ya! y Teruel Existe) se han plantado ante el Congreso de los Diputados. Son pocos, pero al menos tienen quien les defienda. Las desigualdades del sistema territorial español son muchas y de partida, están en la propia Constitución. Navarra, quien ha sido gobernada por PP (vía UPN) y PSOE desde hace décadas, disfruta a la chita callando de su desigualdad. La nuestra no viene de fuera, basta con calcular el reparto de los dineros que hace la Junta y ver qué cantidades nos tocan. ¡Ay! el día en que alguien eche cuentas.