Datos ocultos

08/01/2021 - 12:15 Jesús de Andrés

En marzo y abril el virus barrió las residencias dejando tras de sí un horror que nadie nos ha contado aún.

Poco a poco, comienza a saberse lo ocurrido. Los hechos siempre son tozudos y la verdad, por más que se quiera ocultar, acaba aflorando. Lo sucedido en las residencias de mayores en lo peor de la pandemia hasta ahora, los pasados meses de marzo y abril, fue ocultado hasta hace poco. Castilla-La Mancha, la cuarta comunidad autónoma en número de fallecidos oficiales en residencias durante la primera ola del virus, se resistía a hacer públicos los datos desglosados residencia a residencia hasta que un periodista, Manuel Rico, de infoLibre, ha conseguido, gracias a un recurso presentado al Consejo de Transparencia y Buen Gobierno, que este organismo dictase una resolución instando al gobierno castellanomanchego a facilitar dichos datos. Ignoro el porqué, el empecinamiento en camuflar lo acontecido, el desprecio a la opinión pública, pero sobre todo no entiendo el daño causado a tantos familiares, quienes todavía a estas horas no saben si sus fallecidos están en las estadísticas oficiales o han quedado al margen de ellas.

            Por limitarnos a nuestra provincia, ya que las dimensiones de esta columna no dan para más, en la información que el gobierno de C-LM se ha visto obligado a dar, aparecen datos de más de veinte residencias. En ellos se reflejan los fallecidos y posibles fallecidos por covid-19, que completan una columna de muertes totales. Pero, y he aquí lo crucial, se añade otra columna con los fallecidos por otras causas. En marzo y abril el virus barrió las residencias dejando tras de sí un horror que nadie nos ha contado aún. En la mayor parte de las residencias, lógicamente, los fallecimientos por covid-19 fueron la mayor parte de los totales. Hablamos de un tsunami que arrasó a nuestros mayores. En residencias como las de Santa Teresa Jornet, en Guadalajara, o Alameda, en Azuqueca, todos los fallecidos -excepto uno- fueron por el virus (33 y 32, respectivamente). Pusieron la verdad y el respeto por delante. Pero hay otras, como la residencia Virgen de la Peña, de Brihuega, por ejemplo, donde se nos quiere hacer creer que apenas murieron 3 por el virus (más dos posibles) y sin embargo hubo 18 fallecidos por otras causas. Todo ello con certificados de defunción sin firmar y sin número de colegiado, y ocultando información a las familias.

Cuando se habla de las víctimas y se les rinde homenaje, ellos quedan fuera, no están contabilizados, no forman parte de estadística alguna. ¿A quién se pretende proteger? ¿a los dueños de las residencias? ¿al propio gobierno de Castilla-La Mancha? Desde luego, no a sus usuarios ni a sus clientes, lo mismo da que se trate de residencias públicas o privadas. Es una vergüenza que a nadie engaña y sólo sirve para acrecentar el dolor de sus familias. Y no se lo merecen.