Desconciertos

27/11/2022 - 12:24 Marta Velasco

Bueno sí, me estoy convirtiendo en una vieja gruñona, de manta y brasero, pero corre por mis venas sangre de mi madre y de mi abuela Eloísa y es mejor morir en la trinchera que en la cama., así que protestaré donde haya que protestar.

Por fin hemos coincidido el invierno y yo en edad, maldita sea, y eso me desconcierta porque pensaba que para mí siempre sería primavera. Cuando me jubilé les decía a mis nietos que, en esa edad de oro tan publicitada de la jubilación, iba a volver a fumar, a beber, a ligar y a la maría. Puntual lo de la maría, eso sí, como en tiempos de la movida. Mis nietos, perplejos, me suplicaban, “No, Velasco, no fumes que te morirás y al abuelo no lo puedes cambiar por otro… y, Velasco ¿quién es la maría?” ... En la jubilación no cumplí todas mis amenazas, pero viajé y me divertí con mis amigos, me sentía joven todavía.

Ahora he adquirido una edad invernal y no tengo gana de salir a cenar, los viajes me dan pereza y me aterra pensar que pueda llegar a los extremos de mi madre que, en su ancianidad, me llamaba asesina cuando la duchaba. Esta es una vida muy corta y sacrificada para estar sufriendo por mis cosas y por las ajenas.  Así que me propongo penar solo por asuntos foráneos, que duelen menos, aunque mucho, como los inicuos atentados a la Alameda de Sigüenza, una joya neoclásica de doscientos años, convertida en un adefesio, llena de armatostes, rejas y adoquines. O el desconcierto que me produce que el gobierno de este país beneficie principalmente a los que quieren independizarse del mismo, a los amigos que quieren indultar y a los votantes que quieren importar. 

Bueno sí, me estoy convirtiendo en una vieja gruñona, de manta y brasero, pero corre por mis venas sangre de mi madre y de mi abuela Eloísa y es mejor morir en la trinchera que en la cama., así que protestaré donde haya que protestar.  Me encadenaré, simbólicamente, a los barrotes baratos que rompen la vieja y bendita piedra de la barbacana, impediré que abran puertas a gusto del consumidor, la tala del árbol sentenciado a muerte o el blanqueamiento artificial de las pirámides; me manifestaré por romper el equilibrio del paseo grande… Y de paso protestaré por el Sí es Sí con rebajas para violadores, por la sedición y otros delitos en peligro de extinción.

Y después de mis pequeñas cruzadas, teniendo en cuenta mi género, edad y que no me he enriquecido corruptamente en estas batallas, espero que me den un indulto grande y, si pudiera ser, bien retribuido.