Pam y los hombres
Las mujeres debemos luchar juntas, no separadas, por la frontera insalvable del sectarismo, y nunca contra los hombres, sobre los que se ha creado un clima de sospecha insoportable.
El mes de marzo ha empezado con unos días brillantes que han derivado en esos calores repentinos y en la floración inesperada de la camelia en la terraza de mi amigo Pepe Jesús, estupendo poeta. La temperatura nos lleva a la primavera y yo, como la camelia y las perfumadas gardenias, me engaño, florezco y pienso que la ropa de verano está a punto de ser rescatada, aunque Roberto Brasero diga que vuelve el invierno. También empezó marzo con el cumpleaños de mi hermana, casi coincidente con el Día de la Mujer. Me gustó celebrar el aniversario de Toya, mi hermana, una magnífica mujer, una hermana mayor única que vale por tres, maravillosa escritora, poeta y columnista. Que Dios te bendiga, hermana.
En cambio, el día de la mujer nunca me ha gustado. Hay días de la madre y del padre, un homenaje merecido… Pero ¿de verdad Día de la Mujer, como si fuéramos el lince ibérico? Sé que mujeres y niñas sufren, que muchas mueren en esa lucha cruel y desigual a manos de un maltratador, violador o asesino. Pero creo que los dos ministerios, Montero y Belarra con la ineludible PAM, que pretenden arreglar nuestra vida femenina, incluida la sexual, no lo conseguirán. Las mujeres debemos luchar juntas, no separadas, por la frontera insalvable del sectarismo, y nunca contra los hombres, sobre los que se ha creado un clima de sospecha insoportable. Todo este gasto en películas y en organismos vacíos, sería suficiente para garantizar la Educación de las futuras generaciones en igualdad y respeto, con educadores bien formados y bien pagados. Hoy leo que Educación ha cancelado casi 25 millones en fondos europeos, un gran error de gestión.
Un amigo me contaba que cuando vuelve a casa de noche, solo – y posiblemente algo borracho – y una mujer camina delante de él, se cambia de acera para evitar que ella tenga miedo, y otros confiesan que nunca entran en el ascensor con una desconocida, esperan y suben después. Los hombres y los jóvenes que yo conozco, (evidentemente no son los que se relacionan con PAM, que dice son “bastante violadores”) tienen amigas y novias, las valoran, las quieren y las respetan. No todos los hombres son así, por desgracia, algunos son violadores y asesinos. Pero la mayoría de los hombres son buenos, pacientes, divertidos y están hartos de ser sospechosos.