Espejos
Creo que los espejos participan de la magia del agua y también de los sueños y deseos. Amplían nuestro campo visual y mental, indagando sobre uno mismo.
Me regala mi amigo Fernando Gilsanz un libro de la conferencia pronunciada por la Académica de Número de la Sección de Arquitectura y Bellas Artes, Doctora Dª Rosa María Garcerán Piqueras sobre “El Espejo. Elemento de fantasía y ciencia para los artistas en la representación del Espacio”, con motivo de la Sesión de Apertura del Curso Académico 2023 en la Real Academia de Doctores de España. Me ha encantado leerlo.
Los espejos fueron primitivamente de agua, como el de Narciso, después de obsidiana pulida, o metal y finalmente de cristal, azogue y plata. Hubo competencia por su monopolio entre Francia y Venecia, ganó Venecia, donde se hacían los mejores, incluso consiguieron un espejo parlante, inspirador de la leyenda de Blancanieves. Los usaron para la guerra, como los espejos ardientes de Arquímedes o el periscopio submarino; hicieron juguetes, como el caleidoscopio. Hoy se usan para la ciencia, el láser, los viajes al espacio… y para el arte, la pintura y la belleza. En arquitectura, para embellecer los palacios, y sorprender, como el Pabellón líquido del Museo Serralves, en Oporto, revestido de espejos y construido sobre un lago, desaparece entre el agua y sus reflejos y, en el ocaso, brilla como un diamante en mitad de la espesura.
Creo que los espejos participan de la magia del agua y también de los sueños y los deseos. Carroll imaginó uno que permitió a Alicia cruzar desde la realidad a un mundo fantástico. “En Viena hay cuatro espejos dónde juegan tu boca y los ecos”, escribió García Lorca en el Pequeño vals vienés; El Aleph de Borges era como un diminuto satélite hecho de espejos, humo y estrellas donde se reflejaba toda la sabiduría del universo, lo que podemos ver y lo que esconden los ojos. Los espejos amplían nuestro campo visual y mental, indagando sobre uno mismo, como hacen los pintores en sus autorretratos, abren una perspectiva ilimitada, aumentan el espacio y sirven para ver lo real desde otro lugar, ofreciendo una segunda opinión. El espejo mágico fortalece nuestra fe en una vida que no es, pero podría ser. Hay en el mundo cosas bellísimas que nos empecinamos en ignorar y destruir, cuando sólo la belleza nos distingue de la barbarie.
La Doctora acaba su conferencia con palabras de Bernard Shaw: “Utiliza un espejo de cristal para ver tu cara; usa obras de arte para ver tu alma.” Gracias por su inspiración.