Dilemas peliagudos

Atontados como andamos con la dana de fallos y de políticos mediocres en puestos que les vienen muy grandes, se nos ha colado un serio debate sobre un dilema ancestral: qué fue antes el huevo a la gallina.

Investigadores de la Universidad de Ginebra aseguran haber resuelto la duda.  La respuesta, sorprendentemente, es el huevo. Han llegado a esta conclusión tras estudiar un extrañísimo organismo unicelular llamado Chromosphera perkinsii, descubierto en 2017 en sedimentos marinos de Hawái, que existe en la Tierra desde hace una millonada de años. Muestra, dicen, que las estructuras similares a embriones estuvieron antes que los primeros animales pluricelulares.

El hallazgo establece que el concepto del huevo en forma de estructuras embrionarias es más antiguo que la aparición de gallinas y otros animales. Da la razón a ateos y evolucionistas apadrinados por Darwin frente a las corrientes religiosas y filosóficas clásicas y los creacionistas, defensores de los organismos plenamente formados como el punto de partida.

No cabe duda de que ahondará la división entre gallinistas y huevistas. Y no digamos en España donde el enfrentamiento entre dos bandos llega hasta la tortilla de patata, con o sin cebolla, según sondeó recientemente el CIS de Tezanos.

En mi infancia rural la maestra nos planteó el dilema a modo de deberes para que pensáramos. De paso nos pidió que buscásemos otros, no morales, sino más a la vista tipo si la cebra es negra con manchas blancas o blanca con manchas negras. “Decidle que sin gallo montador el huevo saldrá huero, no hay nada que hacer”, nos aleccionó el tío Samuel.

En mazonianas comilonas entre amigos en Hinojosa suele salir el tema para salvar enconadas discusiones futboleras, sobre política nacional, separatista o local. El chingano Carlos Moreno plantea picarón otra para adultos heterosexuales ¿En plena coyunda, quién la tiene dentro?