El antiguo café de La Amistad de Guadalajara
Los fundadores del Café de la Amistad fueron los hermanos Enrique y Julio Gómez Yánez. La ubicación del moderno establecimiento de hostelería se ubicaba en la planta baja del palacio de los Condes de Coruña y hacía esquina con la calle de Enrique Benito Chavarri.
POR EDUARDO DÍAZ
En el año 1915 el alcalde de Guadalajara, Miguel Fluiters Contera, aprobaba la autorización para un local de ocio en la denominada plaza de Diego García, que en la actualidad se denomina como Jardinillo.
La amplia cafetería estaba compuesta por una amplia barra con sillas de altura a su lado y numerosas mesas de mármol con base de hierro forjado que se utilizaban para las tertulias vespertinas con el acompañamiento de cafés y licores. El Café de la Amistad destacaba por la elegancia de sus camareros que utilizaban como vestimenta pantalón negro, camisa blanca, chaleco a rayas y la típica pajarita en el cuello.
Eran muy famosas las tertulias que se realizaban principalmente en horario de tarde, en las que se comentaban los actos que se celebraban en la ciudad y la vida social de la ciudad arriacense. Era también el lugar en donde se reunían los Oficiales de la Academia de Ingenieros del Ejército de Guadalajara, inaugurada en el año 1833 y que permaneció en la ciudad hasta el año 1924, tras el incendio de la madrugada del 10 de febrero de ese fatídico año. Fue sin lugar a dudas este incendio que dejó a la Academia de Ingenieros en cenizas, catalogado como uno de los momentos más dolorosos de la historia de Guadalajara.
Existe constancia de que en los veladores del Café de la Amistad, el militar y escritor catalán Vicente Martorell, escribió la novela: “ 11 Cadetes de Guadalajara”, en la que se narraban las vivencias de algunos jóvenes que realizaban sus estudios en el centro militar de la ciudad.
Durante los fines de semana, en el interior del local se celebraban sesiones de bailes de salón con música en directo a través de una gramola y un piano, momento que era aprovechado por algunos limpiabotas para dejar los zapatos en perfecto estado de revista. Eran célebres también los campeonatos de billar que se celebraban en el interior de la cafetería, en las dos mesas de billares clásicos, las cuales se clausuraban momentáneamente durante las sesiones de bailes.
Cuando llegaba la época estival, el dueño del local, Enrique Gómez, solicitaba al Ayuntamiento la colocación de veladores al aire libre en la amplia plaza del Jardinillo. Aparte de abonar 50 pesetas por la ocupación de la vía pública, se comprometía al allanamiento del terreno con grava y a la construcción de una escalinata para unir la plaza del Jardinillo con la calle Miguel de Cervantes.
Si por algo destacaba el Café de la Amistad en su interior era por sus lujosas columnas forjadas en hierro que daban un aire señorial al lugar de hostelería. Estas columnas pueden observarse en la actualidad en el interior de la entidad bancaria que ocupa el lugar de lo que fue en su día el Café de la Amistad. El estallido de la Guerra Civil supuso el cierre del Café de La Amistad, que tanto prestigio había dado a la ciudad de Guadalajara.