El antiguo Colegio de Huérfanos de la Guerra de Guadalajara
Antiguamente la ciudad de Guadalajara tuvo varios centros castrenses como la Academia de Ingenieros en la Plaza de la Fábrica, el cuartel de San Carlos, la Academia de Infantería en la Fundación de Adoratrices, el Parque de Aerostación con la Aeronáutica Militar y el Fuerte de San Francisco.
En el rincón de esta semana vamos a recordar el antiguo Colegio de Huérfanos de la Guerra que estuvo instalado en el Palacio del Infantado y que con el paso de los años aumentó sus instalaciones en el Cuartel de San Carlos.
En el año 1887 el presidente del consejo del Colegio de Huérfanos de la Guerra, el Comandante Manuel Pavía y Lacy, recibió el encargo de buscar una ubicación para los numerosos huérfanos de guerra que había en España. Tras consultar varios lugares al final decidió ubicar la instalación en el Palacio del Infantado de Guadalajara. En aquella época el propietario del Palacio del Infantado era Mariano Telléz de Girón, duque de Osuna e Infantado. Debido a sus numerosas deudas decidió ceder el Palacio al Ministerio de Defensa. La firma de la cesión del Palacio del Infantado al Ministerio de Defensa se realizó en la notaría de Felipe Lamparero en Madrid el 21 de junio de 1878. El coste de la operación ascendió a 375.000 pesetas que fue asumido por el Ministerio de Defensa y el Ayuntamiento de Guadalajara que aportó la mayor parte de la operación económica para no perder esta gran oportunidad para el desarrollo de la ciudad. En una de las cláusulas del contrato figuraba que el Duque de Osuna recuperaría una parte del Palacio si algún día dejase de ser Colegio de Huérfanos.
La inauguración oficial del Colegio fue el 23 de marzo de 1879 siendo presidida por el Rey Alfonso XII que estuvo acompañado por sus hermanas las Infantas Isabel, Pilar y María de la Paz. El Colegio era modelo de la enseñanza infantil y juvenil, el claustro de profesores estaba formado por oficiales del Ejército que impartían las clases en amplias e iluminadas aulas. Aparte de los laboratorios de diversas materias y de las instalaciones deportivas, el centro contaba con una capilla en el salón de Linajes, presidida por una imagen de la Purísima Concepción que había sido donada por la Infanta Isabel.
Ante el aumento de huérfanos militares como consecuencia de las guerras de Cuba y Filipinas, el Ayuntamiento de Guadalajara rehabilitó el cuartel de San Carlos creándose en el mismo la sección de niñas y quedándose los niños en el Palacio del Infantado.
El final del Colegio de Huérfanos llegó con el comienzo de la guerra civil cuando los alumnos y alumnas abandonaron las instalaciones y ya nunca regresaron a las mismas. El 6 de diciembre del año 1936 el Palacio del Infantado fue bombardeado por tropas aéreas y permaneció en llamas durante tres días quedando totalmente calcinado.
En diciembre del año 1996, el Ayuntamiento de Guadalajara, siendo alcalde don José María Bris Gallego, celebró un acto de bienvenida a los antiguos alumnos del Colegio de Huérfanos, visitando el Cuartel de San Carlos y el Palacio del Infantado para recordar su juventud.