El inicio del calvario
El toro comienza su calvario durante el transporte hacia su nuevo destino, con el calor que supone ser transportado en los meses más calurosos del año.
En distintas localidades alcarreñas se preparan las fiestas locales. Fiestas que van a sucederse en los próximos meses para disfrute de la ciudadanía. Podremos movernos de un pueblo a otro cada semana y compartir tradiciones, verbenas, comidas populares o charangas. También misas o procesiones. Importante incoherencia que en las mismas fiestas se puedan celebrar actos religiosos donde la compasión y la piedad se vitorea en boca de los asistentes en contraposición con los actos humillantes creados para tormento de toros, novillos o vaquillas donde lo vitoreado en el templo del señor se olvida como si el mismo diablo celebrará su victoria por goleada.
Navegando por las redes visiono un video que me deja impactada, no por nuevo sino por remover en mí la conciencia de que estamos involucionando. Se trata de un encierro por el campo. El escenario es el propio campo, un lugar que es elegido en esta ocasión para que en las fiestas del pueblo se pueda torturar al animal que por excelencia se elige para vanagloriarse de la crueldad del humano, el toro. Intento entender las causas por las que la vejación y humillación de un ser vivo se produce, entre ellas para demostrar la valentía de los mozos y mozas ante un ser tan imponente y bravo. Tras sus actos, un animal de usar y tirar.
El toro comienza su calvario durante el transporte hacia su nuevo destino, con el calor que supone ser transportado en los meses más calurosos del año. Entiendo que elegir este período en estas tierras para que el animal sufra aún más si cabe su angustia, es resultado de una inteligente y reflexiva convocatoria de organizadores del evento. Imagino que en la línea de lo que el inolvidable Alejandro Talavante ya nos brindó en sus magníficas reflexiones existenciales sobre el toro de lidia “El toro es un toro. El toro es… un toro, y amigo no puede ser… porque no habla, y… enemigo tampoco porque tampoco habla”. Según informe de AVATMA (Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y el Maltrato Animal) “los bovinos de raza de lidia son rumiantes, y por lo tanto animales que en la escala evolutiva pertenecen al grupo de los no depredadores. Son animales gregarios y por tanto pacíficos en su ambiente natural, salvo que perciban peligro, en cuyo caso, en la mayoría de las ocasiones, tenderán a huir. Si la zona de escape o de fuga, que estos animales tienen perfectamente establecida en su medio natural, es invadida, podrán optar por el ataque como defensa”.
Agosto, la hora tras la sobremesa, un calor asfixiante y un toro de quinientos kilos de un color oscuro que no tiene respiro bajo los rayos de sol que le atraviesan el pelaje y la piel. Un asustado y angustiado macho que se encuentra rodeado de centenares de personas que gritan, aplauden, ríen, se emborrachan y festejan la admiración por la especie que tienen delante, un toro en estado de shock que lucha por sobrevivir. Trata de buscar una salida y por este motivo comienza a desplazarse de un lugar a otro, buscando a la manada que forma parte de su familia. Solo y aterrado, su expresión de pánico es sin duda el estudio científico más certero que podría hacerse.
Los coches oficiales rodean al animal para guiarle en su huida, para aterrarle con sus acelerones o sus acercamientos innecesarios. Coches autorizados para tan magnífico evento pleno de sufrimiento, tortura, humillación y maltrato animal que termina en la muerte del bovino, que, atropellado, cae fulminado.
Aquí sentada no rezo, aquí sentada clamo al cielo y a quienes quieran entender de padecimiento y sufrimiento, de tortura, crueldad, abuso o agresión, que dejen la barbarie que supone ese tipo de acontecimientos. Clamo y reclamo para que los festejos se celebren para disfrute de todos los asistentes y no para suponer el calvario de los seres más débiles. Si hemos podido identificar la violencia de género, condenarla y procurar respeto a las mujeres y niños que la sufren, tengo fe en que en algún momento de la historia de la humanidad esto mismo ocurrirá con los actos donde los animales, en su inferioridad ante el humano, son maltratados.