El olvido que seremos

18/10/2021 - 13:01 Marta Velasco

Me recomendó un amiga la película de Fernando Trueba,  con Javier Cámara, impresionante interpretando al doctor Héctor Abad, un héroe actual.

Otoño, buen jinete, galopemos, antes que nos ataje el negro invierno” dice el poeta.  Ha llegado ya la bellísima estación de los pintores y los colores y hay que desmontar la adolescente primavera, toda llena de flores y cerezas, y el maduro verano de espigas y girasoles. Ahora empieza el trabajo, hay que guardar las frutas de la fiesta estival y hay que recoger las hojas, mantener húmedas las setas que brotan entre cardos y pinocha; esconder las semillas y raíces para que duerman hasta el renacer de la primavera. En fin, todo muy lírico y cíclico. Los cielos se llenan de enormes nubes, algodonosas o tormentosas o triunfa el sol, haciendo resplandecer el oro otoñal.

También es hermoso el otoño en las ciudades, los estudiantes, sus libros - olvidemos sus botellones de momento – las terrazas, las colas del cine, la ropa más elegante. En casa, la comida más trabajada, las patatas guisadas, un cocido familiar, un asado de pimientos rojos que te llena la cocina de olor riojano… vamos a comer fuerte para aguantar el frío que vendrá. Y las mesas se llenan de platos humeantes, el horno encierra un montón de aromas y sobre la vitro la sopa borbotea y reparte el vaho por el cristal de las ventanas.

Abandono las lecturas veraniegas y voy al cine Paz a ver un recital grabado en la Scala de Milán que se llama A Riveder le Stelle, reiniciando con alegría la vieja costumbre del cine semanal.  Desde la pantalla grande visito la Piazza del Duomo en toda su gloria y el teatro de la Scala, los técnicos mostrando el interior, las entrañas del escenario, la magia de las luces y sonidos que luego vamos a disfrutar.  Una puesta en escena increíble, las más bellas arias de las obras representadas e interrumpidas el año pasado: Verdi, Donizetti, Puccini, Wagner, Bizet, Massenet, Rossini y muchos más. Una velada fantástica llena de divas, tenores, bailarines, orquestas y glamour. Los asistentes a la sesión del cine Paz, cómplices de esta belleza, salimos con ojos brillando de emoción sobre la mascarilla. Desde luego no ha sido una tarde perdida, volvemos a cabalgar.

La vuelta al Madrid otoñal, a mi butaca y al cine en pantalla. Me recomendó una amiga la película de Fernando Trueba, El olvido que seremos, con Javier Cámara, impresionante interpretando al doctor Héctor Abad, un héroe actual. Es una película muy colombiana sobre el libro escrito por Héctor Abad Faciolince, su hijo. El título es de un hermoso poema de Jorge Luis Borges “Ya somos el olvido que seremos. El polvo elemental que nos ignora…”. Hay que verla.

Los documentales, las series y el cine son estupendos en televisión. Gracias a los que utilizan su imaginación e inteligencia para hacernos felices, nos amenizan la vida con su arte. Sin esos ratos frente a la pantalla, la reclusión forzada por la pandemia habría sido terriblemente aburrida.  Y cero en conducta a los realitys y similares del famoseo más cutre, bochornosos.