El viento que nos lleva
Ante nosotros queda un otoño, bello como todos, que empezó nombrando a nuestro querido Paco García Marquina, Hijo Adoptivo de la Provincia, junto a otros insignes escritores. Justicia poética.
"Ya no queda nada de ayer/ porque el viento se lo llevó”, canta Extremoduro, y canto con ellos porque me gustaría volar, agarrarme a la cola del viento y regresar a una eterna primavera. Los mejores recuerdos me llevan al pasado, están hechos de momentos de alegría y días luminosos, pero el viento, o el tiempo, se ha llevado el ayer, incluso “nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”, como afirmó Neruda. Lo que nos rodea ha mejorado, como la Catedral de Sigüenza que está divina, o está empeorando, como la Alameda Bejarana, de dudoso resultado. Menos mal que en la antiquísima Sigüenza todavía quedan muchas cosas hermosas que cuidar y preservar.
Se ha acabado el verano, vuelvo al otoño de Madrid y me asomo a las noticias del mundo que son una auténtica catástrofe. Putin amenaza con las más terribles armas, indignado por la bravura de los ucranianos y la oposición de sus propios ciudadanos. Él también será barrido por el viento sin tardar mucho y ese pensamiento nos alegra las pajarillas. La reina de Inglaterra, más aplicada que este tirano, ha aprobado cum laude su trabajo fin de carrera. Deja una nación perjudicada por culpa de su premier, pero ella ha cumplido.
Ante nosotros queda un otoño, bello como todos, que empezó nombrando a nuestro querido Paco García Marquina, Hijo Adoptivo de la Provincia, junto a otros insignes escritores. Justicia poética. Puede que el otoño sea lluvioso y puede que, si no sube mucho la bolsa de la compra, me compre una gabardina guapa y, cuando empiece a llover, saldré contenta a mojarla. O me quedaré en casa bien abrigada, leyendo “Magallanes&Co”, un libro de Isabel Soler recomendado por Antonio Bernal, gran lector y escritor de viajes. Tengo gana de navegar, hace mucho que no voy al mar y padezco una molesta nostalgia marítima, espero que se alivie con la gran aventura de Magallanes.
Vendrán mis nietos a verme, iré al cine, a comer por ahí, a algún concierto y exposición. Y también tendré que ir a la compra, al médico, al banco… Lo que es la vida normal, momentos de alegría y diversión y ratos de sacar la basura … Pero nos quedan todavía sorpresas en el presente y el futuro. Disfrutemos, porque como dice Woody Allen, “la vida está llena de miseria, soledad y sufrimiento, y todo termina demasiado pronto”