En las antiguas viviendas municipales del Paseo de las Cruces
En una de estas históricas viviendas se rodó parte del largometraje “La Tía Tula”, en Guadalajara.
Por Eduardo Díaz
En el comienzo del Paseo del Doctor Fernández Iparraguirre, conocido popularmente como Paseo de las Cruces, existía antiguamente un bloque de viviendas que durante un largo periodo de tiempo fueron habitadas por funcionarios municipales.
La historia de estas viviendas comienza en el año 1941, cuando el Instituto Nacional de la Vivienda redacta la documentación para la construcción de un bloque de viviendas con cuatro portales y con la numeración 3, 5, 7 y 9 en el Paseo de las Cruces. Se había reservado la parcela con el número 1 para la futura construcción de un edificio del Ministerio de Sanidad, que en la actualidad sigue existiendo y con plena actividad oficial de Sanidad y Consumo.
El pleno municipal del ayuntamiento de Guadalajara dio luz verde a la construcción de este edificio en el año 1944. Dos años más tarde comenzaron a ser habitadas por funcionarios municipales tras realizar la correspondiente solicitud y con el compromiso de abonar una mensualidad para la reparación de los futuros desperfectos. En el contrato de alquiler figuraba curiosamente una cláusula que indicaba que en el caso de fallecer el funcionario adjudicatario de la vivienda, habría una subrogación del piso para la viuda o para sus hijos menores de 25 años.
En una de estas históricas viviendas se rodó parte del largometraje “La Tía Tula”, en Guadalajara, y en Brihuega fue en donde se realizó la totalidad de la película, que fue dirigida por el inolvidable director de cine Miguel Picazo. Igualmente estas viviendas fueron testigo del comienzo del encierro de Guadalajara en el año 1979. Sus balcones que daban vistas a la calle Capitán Arenas eran muy cotizados, ya que desde ellos se observaba la totalidad de la recta de la carrera matinal.
Con el paso del tiempo y debido a su antigüedad, el edificio fue deteriorándose e incluso algunos pisos deshabitados tuvieron que ser apuntalados por el riesgo de hundimiento. Debido a las grandes humedades que existían a lo largo del edificio, el Ayuntamiento de Guadalajara tuvo que invertir 40 millones de pesetas para renovar la totalidad del tejado. Debido a los grandes gastos de arreglo de desperfectos que generaban estas viviendas y teniendo en cuenta que había muy pocos moradores, el Pleno del Ayuntamiento de Guadalajara en sesión celebrada el 14 de diciembre del año 2001, decidió la enajenación del solar y publicó las bases para la subasta pública del edificio. Por todo ello se fijó la licitación en un mínimo de mil millones de pesetas, que serían destinados a proyectos como la adecuación del parque de Castillejos, la recuperación de la ribera del río Henares a su paso por Guadalajara y a las obras del barranco del Alamín.
Una vez abiertas las ofertas, el edificio fue adjudicado a la empresa Ediaz Gestión que ofertó nada más y nada menos que dos mil millones de pesetas. Así mismo la empresa de Emilio Diaz Bravo se comprometía a negociar la indemnización a los 24 residentes que todavía residían en el edificio. En la actualidad, las antiguas viviendas municipales han sido sustituidas por un moderno y lujoso edificio con numerosos comercios en su planta baja.