Entre tierras

27/01/2024 - 18:59 Jesús de Andrés

Uno no quisiera volver con el tema de la falta de identidad de una comunidad autónoma tan artificial como la nuestra, pero a veces es inevitable. 

Estrena Antena 3, en horario de máxima audiencia, una serie de ficción, Entre tierras, ambientada en la España rural de los años 60 y ubicada entre la costa almeriense y un indefinido lugar de la Mancha. La estructura es la clásica de un folletín: un rico hacendado manchego busca una esposa para su sobrino pagando por ella, asegurando a su familia el bienestar económico que no tienen, mezclando conflictos familiares con romance, luchas de poder y desigualdades sociales. Los ingredientes necesarios, mezclados en su justa medida, para mantener la atención del espectador. Un culebrón de manual, vamos. Hasta aquí, todo normal. La sorpresa comienza cuando uno descubre que tanto el vehículo del tío, un Mercedes de época, como los que se usan en sus fincas (de viñedos, qué si no) son matrícula de Guadalajara. Tan acostumbrados estamos a que nos digan manchegos, que ya no produce ni indignación, apenas ironía sarcasmo por tanta ignorancia acumulada por quienes así nos llaman. Y mayor sorpresa aún es que los paisajes de ese supuesto lugar de la Mancha estén dominados por la imagen inconfundible del castillo de Atienza. 

Uno no quisiera volver con el tema de la falta de identidad de una comunidad autónoma tan artificial como la nuestra, pero a veces es inevitable. Año tras año se repite el dato de la falta de identificación de nuestros paisanos con Castilla-La Mancha, una autonomía en la que nuestra provincia es un verso libre, fuera de contexto, arrinconada geográficamente y humillada de manera constante por la desigualdad en la inversión y en el reparto del poder. Si bien es cierto que las provincias recobraron durante la crisis del covid un protagonismo que nunca debieron perder, no es menos cierto que permanece la amenaza de los múltiples cantonalismos autonómicos fomentados en las últimas décadas. Más de tres cuartas partes de los guadalajareños nos identificamos con la provincia en primer lugar y apenas y 2,5% lo hace con la artificiosa comunidad autónoma a la que fuimos abocados. Esos son datos que la ingente cantidad de dinero destinada a unificar, uniformizar y disciplinar ciudadanos no ha conseguido evitar.

El que una serie de televisión incurra una vez más en llamarnos manchegos, y son centenares las ocasiones en que aparecemos de tal guisa en medios de comunicación nacionales, es posiblemente culpa de la falta de cultura general de quienes la han ideado. Pero no deja de ser cierto que es también reflejo de un error de partida que no debió cometerse, desligando a Guadalajara de los territorios con los que estaba naturalmente más unida. De aquellos lodos, los actuales desencuentros. Atienza en la Mancha. Ustedes juzguen.