Esgarramantas

04/01/2020 - 19:25 Antonio Yagüe

Los supervivientes en la zona cero de la España vaciada o despoblada no entran en prácticas sexuales raras o entre personas del mismo sexo.

Cuatro personas de otros tantos pueblos de la comarca me han resumido en dos palabras su opinión sobre el Gobierno en ciernes y sus socios: unos esgarramantas. Sin la D recomendada por la RAE. La memoria me retrotrae a un mochalero redicho y amante de atinados descalificativos compuestos o dobles como quemabanderas, soplagaitas, cantamañanas, zorritontos, mercachifles...

Los supervivientes en la zona cero de la España vaciada o despoblada no entran en prácticas sexuales raras o entre personas del mismo sexo. “Allá ellos y ellas. De su monte hacen leña”, me valoró un pastor de la zona cuando entró en vigor el matrimonio entre homosexuales de Zapatero. También han cogido a la primera lo de la vaselina de García- Page que nos traerán este año los Magos de Barcelona y Vitoria. Paradójicamente, mira por donde, se trata del único territorio en el que los separatistas racistas hablan de España. Aunque sea para mostrar su odio: “España nos roba”, “puta España”... o golpear a quien lleve algún símbolo de ese Estado, patria común de 47 millones de ciudadanos.

La investidura ni siquiera da para pillar alguna mejora o publicidad y bombo a cambio del botonazo de un diputado en el Congreso de los Diputados, como en Teruel o Santander-Cantabria. Un representante regionalista tipo Guitarte o Revilla parece imposible con guadalajareños tan variopintos y con intereses tan dispares entre alcarreños, campiñeros, serranos y molineses.  Además, desde Torija a Meco, en el corredor del Henares, la provincia está más llena que nunca. El intento fracasado del Partido Regionalista de Guadalajara(RGU) de Alberto Ángel Rojo, nada que ver con el actual alcalde sanchista capitalino, lo evidenció en los 80. No parece que nadie vuelva a intentarlo.

Hemos visto el aquelarre fascistoide del Palau de la Música, la negociación con el delincuente de Lledoners, los tuits de Rufián insultando al Rey, la futura política fiscal de Iglesias o la resurrección socialista de León como nuevo reino. Son algunos mimbres de un gobierno que para mayor escarnio se autoproclama progresista sin ningún rubor. El semiólogo por excelencia Umberto Eco me atajó en una entrevista sobre la bondad del término: “Por favor, hable con más propiedad ¿Cuándo un tumor progresa es algo positivo?” Me recuerda la advertencia de los paisanos: “¿Qué cabe esperar de estos esgarramantas?” ¿Y de la troceada oposición?