Feria taurina

30/07/2021 - 17:08 Jesús de Andrés

Si no hay fiestas, no debiera haber corridas, y menos financiadas por todos.

Por segundo año consecutivo, como consecuencia de la permanencia de la pandemia, el Ayuntamiento de Guadalajara tomó la acertada decisión de cancelar las fiestas patronales. Se anunció hace poco más de un mes. Los principales agentes implicados, incluidas las peñas, lo entendieron sin mayor problema. La concejala de Festejos, Sara Simón, lo anunció con pesar, algo lógico. La responsabilidad y la sensatez, sobre todo cuando está en juego la salud, no es discutible. No pasa nada por posponer las ferias, habrá muchas más oportunidades de celebrar y festejar como se merece. No obstante, se dejó abierta la puerta a la programación de eventos culturales, limitados por las distancias de seguridad y cuantas medidas sanitarias sean necesarias. Lo que no sé es por qué entre los eventos culturales se consideró la posibilidad de celebrar actos taurinos, como si la barbarie primitiva fuera una manifestación ligada al ámbito cultural. Puestos a ello, se sacó a concurso la adjudicación de dichos eventos. Sin embargo, no ha habido ninguna empresa con garantías para afrontarlos.

La “fiesta” de los toros es un negocio que sólo se mantiene gracias a las ingentes cantidades de dinero público que se le transfieren desde las administraciones públicas, que lógicamente se detraen de otros servicios. Si las corridas de toros se tuvieran que financiar con el importe de las entradas, hace tiempo que hubieran desaparecido del escenario patrio. Da vergüenza ajena ver a tanto liberal de salón despotricar contra cualquier ayuda social y sin embargo tronar para que se financien sus primitivas aficiones, que tanto daño nos hacen como país (¡ay, la marca España!) y tanto contribuyen al fomento de la caspa ideológica y del atraso cultural. Sólo una sociedad que se mira el ombligo, incapacitada para la empatía, negada para la compasión -que debiera ser una virtud cívica y no una rareza-, puede clamar por tan inhumana y cruel actividad. Eso sí, muy pocos de ellos están dispuestos a afrontar su coste. Al contrario, que sea el Estado, da igual el nivel institucional, quien se haga cargo de sus sádicas aficiones.

Pues bien, el Ayuntamiento parece estar estudiando la fórmula para organizar directamente los “espectáculos” taurinos coincidentes con las fiestas. ¿No habíamos quedado en que no hay ferias este año? Si no hay fiestas, no se entiende a qué viene esa insistencia a organizar -y subvencionar con dinero público- unas corridas de toros que serán necesariamente deficitarias. Desconozco qué razones mueven a un consistorio que está claramente volcado con la cultura a convertirse en promotor de la más absurda barbarie. A mí me causa espanto ver a un concejal ciudadano con un capote, y más que mi ciudad quede una vez más identificada con el atraso. Si no hay fiestas, no debiera haber corridas, y menos financiadas por todos. Que alguien, por el bien de todos, le dé una vuelta.