Ferias y fiestas
A mi en septiembre dame feria, gente, alegría. Me parece incocebible un septiembre sin fiestas.
Vaya diferencia. Nada que ver con las fiestas de antes. Ahora hay otra alegría, más color, no sé, se nota en el ambiente. Hay más juventud, más libertad, no es que lo diga yo, sólo hay que abrir los ojos. Menudo ambiente el de las peñas, día y noche. Antes era otra cosa, todo gris, más tranquilo, también es verdad, pero una no sabe si era miedo o aburrimiento. Lo de elegir la reina de las fiestas es un acierto, porque tanto derecho tiene mi hija como la del gobernador civil. Y siempre eran sus hijas las que desfilaban en la carroza, que tiraban caramelos como quien reparte bendiciones. Mucho mejor ahora, claro que sí, no entiendo cómo algunos siguen queriendo que vuelva aquel, que madre mía la que liaron con el nombre de las calles o el traslado de su estatua, y que contentos se pusieron con lo del Tejero, menudo loco, aunque poco les duró. Y eso me lo ha reconocido hasta mi vecina, y eso que fue de las primeras en poner diez duros para la suscripción popular.
Anoche, sin ir más lejos, mi marido y yo fuimos al teatro chino de Manolita Chen, que instalaron junto al asilo. Qué risas, qué espectáculo; hasta los abuelos debían oír las tortas de los hermanos Calatrava. El lanzador de cuchillos me dejó muerta, hasta he soñado con él. Mi Antonio no ha dicho nada, pero seguro que él ha soñado con tanta pierna y tanta pechuga. Que a mí no me importa, que conste, que la vista sola no peca, y antes ni eso se podía. Anda que no se nota el cambio, que yo no falto a misa cuando puedo y es de obligado cumplimiento, pero es que no salíamos de las procesiones. A la charlotada no hemos ido este año, que esa es otra, menudo hartón de reír tuvimos el año pasado. Lo del Bombero Torero es un espectáculo como la copa de un pino, pero preferimos alternar, un año la corrida de rejones y otro año los enanitos toreros.
Lo que más me gusta es pasear por la feria, qué bonita está La Concordia, qué ambiente, si no cabe un alma. Anteayer fuimos a lo de las Hermanas Colombinas, ya tenía yo ganas, que en el otro día salió el tema en la panadería y todas habían estado, pero me dejó así, con más pena que otra cosa, pobres mujeres. Pensaba echar unas risas y mira, qué desazón, diez pesetas tiradas a la basura. Mi Antonio prefiere las carreras de motos en el polígono, no se pierde una de Ángel Nieto tras las pacas de paja, o la hípica en la Fuente de la Niña. A mí, en septiembre, dame feria, gente, alegría. Me parece inconcebible un septiembre sin fiestas.