Fríos paleolíticos
Un equipo de investigadores, coordinado por la Universidad de Alcalá y el Geoparque de Molina-Alto Tajo, encontró este verano en el yacimiento de Charco Verde, junto al Río Piedra a su paso por Embid, restos y vestigios de las formas de vida de los últimos neandertales y primeros humanos modernos.
Nos creemos muy duros contra el frío y resulta que hace nada menos que 21.000 años unos antepasados paisanos soportaron lo más fuerte de la Edad de Hielo, el Último Máximo Glacial, con temperaturas que romperían los termómetros de hoy, sin botas, guantes, pasamontañas, tabardos y modernas prendas térmicas como ahora. Debieron apañárselas con cuatro pieles, alguna chasca y todas las tiriteras, sabañones, catarrazos y miserias del Paleolítico que estudiábamos en la escuela.
Un equipo de investigadores, coordinado por la Universidad de Alcalá y el Geoparque de Molina-Alto Tajo, encontró este verano en el yacimiento de Charco Verde, junto al Río Piedra a su paso por Embid, restos y vestigios de las formas de vida de los últimos neandertales y primeros humanos modernos por estos pagos.
Los científicos, un tanto emocionados, hallaron en sus excavaciones restos polínicos, maderas carbonizadas y sedimentos que confirman la supervivencia y el asentamiento duradero en condiciones desafiantes de aquellos cazadores-recolectores embidanos, que habitaron la Siberia molinesa de verdad.
Entre los restos -detallan- se ha encontrado mucha industria lítica tallada (la mayoría hecha con sílex de la zona), utensilios fabricados con hueso y astas de ciervo, como buriles, puntas de lanzas cortas y varillas semicilíndricas, conchas marinas y moluscos perforados que se usaban de adorno personal.
En el abrigo, que no llega a ser una cueva, también se han localizado abundantes restos de huesos de la fauna que cazaban y consumían, sobre todo ciervos, cabras y équidos que, junto a las sabinas, enebros, aliagas y otros arbustos conformaban entonces el paisaje y la biodiversidad de aquellas estepas.
Los hallazgos invitan a reescribir nuestra historia y a colocar al río Piedra y su entorno como un lugar de leyenda en los primeros asentamientos humanos y, por qué no, a sacar pecho en la Historia. Atentos a la próxima excavación.