La actuación del torero 'Menda Lerenda' en las fiestas de Guadalajara de 1982

15/09/2024 - 13:42 Eduardo Díaz

En las fiestas de Guadalajara de 1982, un peculiar torero visitó durante la semana festiva las principales plazas de la ciudad en las cuales realizaba sus singulares faenas taurinas.

Nos encontramos en plenas fiestas de Guadalajara del año 2024, una celebración que  está siendo protagonizada por la puesta del pañuelo morado con el escudo de Guadalajara en el cuello de numerosos ciudadanos.

En las fiestas de Guadalajara de 1982, un peculiar torero visitó durante la semana festiva las principales plazas de la ciudad en las cuales realizaba sus singulares faenas taurinas. Como él mismo pregonaba a viva voz procedía de la localidad sevillana de Camas y presumía de haber sido discípulo de maestros de la tauromaquia como: Curro Romero y Paco Camino, que eran de su mismo pueblo. Igualmente decía que su nombre artístico en los carteles taurinos era del “ Menda Lerenda”. Desde primera hora de la mañana se le veía pasear con su hatillo al hombro en donde guardaba su estoque simulado, sus muletas con estaquillador, banderillas y sobre todo varios toritos de plástico. En la mano libre portaba un aparato de música, el cual lo utilizaba para amenizar musicalmente sus singulares faenas taurinas.

Por las tardes, cuando las plazas de Santo Domingo y Jardinillo comenzaban a llenarse de gente, iniciaba sus tradicionales faenas taurinas. Tras anunciar que había llegado a la Feria Taurina de Guadalajara el gran torero “Menda Lerenda”, depositaba en el suelo su hatillo y  comenzaba a colocar varios torillos de plástico. 

Inmediatamente cogía varias cintas de pasodobles como Gallito, Marcial, Lalanda, Nerva y Manolete y empezaba su peculiar faena taurina. Sus primeros pases de capa a los toritos de juguete eran los pases de Verónica, Delantales y finalizaba el tercio con unas bonitas Gaoneras.

Posteriormente llegaba el tercio de banderillas, destacando sus singulares quiebros y un singular estilo con una carrerilla hacía atrás y rápida carrera hacía delante, colocando banderillas que terminaban con los animalitos de juguete en el suelo. 

Tras ello cogía la muleta y, una vez levantados los astados de plástico del suelo, comenzaba su faena con pases naturales con la mano izquierda, largos derechazos y finalizaba con las Manoletinas en honor al siempre recordado Manuel Rodríguez “Manolete”. Por último, y tras apagar la música del Casete, cogía su estoque de plástico y marcando los tiempos, entraba a matar a los torillos de plástico, ante la fuerte ovación del respetable público que presenciaba su laboriosa faena. 

Antes de que el público abandonase la singular plaza de toros pasaba la gorra y manifestaba que el dinero recaudado le servía para seguir actuando en las mejores ferias de España. Igualmente indicaba que su próximo destino sería la famosa feria del Pilar en Zaragoza, invitando a los espectadores a que siguiesen su carrera taurina por los diversos puntos de España.

El Menda Lerenda permaneció en nuestra ciudad hasta el último día de fiestas, dejando un grato y simpático recuerdo entre las gentes arriacenses.