La antigua huerta de San Antonio de Guadalajara
La amplitud del terreno de la huerta se podía observar desde la verja de la calle Cardenal González de Mendoza. Eran muchos los vecinos que se asomaban para ver el buen hacer y la destreza con los aperos agrícolas del propietario del terreno.
La ciudad de Guadalajara tuvo antiguamente numerosas huertas que surtían los productos agrícolas que se obtenían en los mercados de abastos así como en los diversos puestos ambulantes a lo largo de la ciudad.
Eran muy famosas las huertas de la familia de los Rabiche en el comienzo de la carretera de Fontanar, la amplia huerta de la “Media Aguadilla” en el barranco del Alamín e igualmente existían amplias huertas en los conventos del Carmen y en el de las Carmelitas Descalzas.
En el rincón de esta semana vamos a recordar la huerta de San Antonio que perduró y tuvo actividad hasta los primeros años del siglo XXI. La huerta de San Antonio estuvo ubicada sobre los terrenos del antiguo convento de Carmelitas Descalzos que permaneció en pie hasta el año 1835 y que fue derruido con motivo de la desamortización de Mendizábal.
Tras pasar por varias generaciones familiares, el último propietario fue Ángel Jiménez, el cual heredó el terreno agrícola de un familiar directo que lo había regentado durante varias décadas. La huerta se asentaba sobre un antiguo barranco y por lo tanto la zona era húmeda e ideal para el cultivo de todo tipo de hortalizas.
La mayoría de los productos agrícolas obtenidos eran vendidos en el Mercado de Abastos municipal en donde el propietario disponía de un puesto de venta permanente e igualmente facilitaba parte del género de la huerta al Hotel España de la calle Teniente de Figueroa, ya que el propietario del establecimiento hotelero era familia del productor agrícola. Igualmente eran muchos los vecinos de Guadalajara que se acercaban al domicilio de Ángel Jiménez en la Ronda de San Antonio para adquirir los productos de la huerta, que se exponían en la puerta de entrada.
La amplitud del terreno de la huerta se podía observar desde la verja de la calle Cardenal González de Mendoza. Eran muchos los vecinos que se asomaban para ver el buen hacer y la destreza con los aperos agrícolas del propietario del terreno.
A finales de la década del siglo XX el Ayuntamiento de Guadalajara llegó a un acuerdo con el propietario de la huerta para la permuta de terrenos con el objetivo de realizar un parque sobre los antiguos terrenos de la huerta de San Antonio. En concreto Ángel Jiménez recibió como compensación un amplio terreno en la zona urbanística de Las Lomas. En la antigua Huerta de San Antonio se realizó un bonito parque de Jardines Árabes, que linda en la actualidad con el edificio de la familia Jiménez.
Con la reconstrucción del Torreón de Alvar Fáñez, la proximidad del Palacio del Infantado junto a sus jardines Versallescos y el nuevo parque Árabe, han convertido la zona en una de las más visitadas de la ciudad tanto por los turistas como por los propios habitantes de Guadalajara.