La España de segunda
En pleno franquismo ya se hablaba en mi pueblo de la España rica con industrias y sueldazos, encabezada por Madrid, Barcelona, Bilbao, Valencia y Asturias; la pobre y provinciana de segunda, y la rural y paleta de tercera.
Podría ser el título de un ensayo tan afamado como La España vacía de Sergio del Molino. Y también escenario de un viaje biográfico, histórico y sentimental. Bastará para cerciorarnos con esperar a ver cómo se sustancia el cambalache de Pedro Sánchez con las comunidades ricas del norte y este.
A ojo de buen cubero ambas Españas coinciden en las nueve provincias castellanoleonesas, las tres aragonesas, las dos extremeñas, La Rioja, dos gallegas, dos andaluzas y cuatro castellanomanchegas lideradas por Guadalajara. Suman el 58% del territorio nacional.
En pleno franquismo ya se hablaba en mi pueblo de la España rica con industrias y sueldazos, encabezada por Madrid, Barcelona, Bilbao, Valencia y Asturias; la pobre y provinciana de segunda, y la rural y paleta de tercera. La nuestra. Con la hoy ilegitimada Transición surgió el sueño de solidaridad e igualdad en infraestructuras, servicios, oportunidades y dignidad. Pura ilusión.
El dinero del Estado no es infinito y, si tras los pactos del PSOE para gobernar, una mayor cantidad irá destinada a Cataluña y País Vasco, es de cajón que otros territorios recibirán menos. Con las descomunales concesiones anunciadas volverán a llevarse el dinero los mismos y crecerán los agravios comparativos entre españoles.
“Nacionalistas e independentistas buscaban tanto fines políticos como beneficios económicos. Es lo de siempre. Hay territorios de primera, segunda, tercera y ninguna voluntad de corregir esa diferencia”, lamenta un escamado líder de Teruel Existe, Tomás Guitarte.
En comarcas como la nuestra los especialistas médicos seguirán a dos horas en coche y cuatro meses largos en lista de espera, en los pueblos faltarán guardiaciviles y bares, los sacrificados panaderos seguirán ejerciendo de vendelotodo, habrá carreteras tan obsoletas que, por ejemplo, impiden pasar a camiones y maquinaria agrícola por Mochales y Algar de Mesa… Peligran hasta las socorridas subvenciones diputacionales.