La fiesta del tomate

15/08/2024 - 19:30 Jesús de Andrés

Comienza este fin de semana, con el apoyo de la Diputación, la IV Feria Provincial del Tomate, en recuerdo de una persona sabia como fue Pablo Martín.

Siempre ha sido el verano un tiempo propicio para el goce, para la búsqueda del bienestar que nos acerque a la felicidad. Hay actividades muy gozosas, y a ellas nos entregamos: viajar, visitar otras ciudades, otros países, volver al mar, estar en contacto con la naturaleza, practicar algún deporte, subir una montaña, celebrar en compañía lo mucho de bueno que nos ofrece el mundo. Casi todas ellas requieren un gasto más o menos grande, cuando no infraestructura o un equipo adecuado para llevarlas a cabo. Pero hay otras que, tan cerca como están, apenas las vemos. Que para ser apreciadas requieren sabiduría, la que sólo dan la experiencia y el conocimiento profundo de la vida: la que nos permite valorar las cosas sencillas, aquellas que no requieren de complejidad alguna, que están libres de adornos.

Comerse un tomate maduro en verano en la Campiña, en la Sierra o en algún valle de la Alcarria, mejor si es a pie de huerta, a la sombra de una parra, en la puerta de una bodega excavada en la tierra o junto a una higuera o un rosal, es un placer solo al alcance de los más sabios. En sus “Instrucciones para dar cuerda a un reloj”, Julio Cortázar explicaba algo tan cotidiano, tan usual -al menos en aquella época en la que los relojes lo necesitaban para no pararse-, que sorprendía que fueran necesarias unas indicaciones. “Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente…”. Lo mismo podría hacerse con un tomate. Elija un tomate de su planta, uno bien rojo, en su punto de madurez, huélalo, lávelo con agua fría, córtelo con un cuchillo por el centro y cada parte por su mitad, y échele sal. Puede añadirle un poco de orégano si es de su gusto, o un chorrito de aceite de oliva, también opcional. Se puede acompañar con unas aceitunas, unos boquerones en vinagre, una cerveza bien fría o un culín de vino tinto. 

Comienza este fin de semana, con el apoyo de la Diputación, la IV Feria Provincial del Tomate, en recuerdo de una persona sabia como fue Pablo Martín. Durante cuatro fines de semana recorrerá diez localidades de la provincia celebrando un concurso de tomates, un mercado ecológico, degustaciones e intercambio de semillas. Un tomate que huele a tomate y sabe a tomate es un placer sensual, un deleite para los sentidos. Es memoria y origen. “Voy a pedir al camarero otra ración de anchoas para que me estalle Dios en la lengua otra vez bajo las palmeras”, decía Manuel Vicent desde su Mediterráneo natal. Practiquen la sabiduría y disfruten, comiéndose un tomate, los placeres más sencillos.