La histórica inauguración de la estación de autobuses de Guadalajara en febrero de 1987
En la tarde del 12 de febrero de 1987 se inauguraba de forma oficial la primera estación de autobuses de la historia de la ciudad de Guadalajara. La tradicional cinta de inauguración fue cortada por el presidente de la Junta de Castilla- La Mancha de aquella época, José Bono Martínez.
Por Eduardo Díaz
La semana pasada el consejero de Fomento de Castilla- La Mancha presentó en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Guadalajara el proyecto de rehabilitación de la estación de autobuses arriacense. Igualmente anunció que para llevar a cabo el proyecto se invertirá cerca de dos millones de euros para adaptarla al futuro Campus Universitario que se encuentra a escasos metros de la estación.
Haciendo un poco de historia del servicio de transportes de autobuses en Guadalajara, en tiempos pretéritos la parada de autobuses con destino a diversos municipios de la provincia de Guadalajara se encontraba en un pequeño hangar en la calle Ingeniero Mariño. Justo enfrente se encontraba el ya desaparecido Bar Ramos, lugar en donde se sacaban los billetes e igualmente existía una consigna para dejar temporalmente el equipaje. La otra parada de los autobuses con destino y llegada a Madrid se encontraba enfrente de la fachada principal del Palacio del Infantado. A pocos metros de esta parada se encontraba la vetusta oficina de la empresa Continental, en donde se obtenían los billetes para viajar en los autobuses.
En la tarde del 12 de febrero de 1987 se inauguraba de forma oficial la primera estación de autobuses de la historia de la ciudad de Guadalajara. La tradicional cinta de inauguración fue cortada por el presidente de la Junta de Castilla- La Mancha de aquella época, José Bono Martínez, que estuvo acompañado por las autoridades civiles de la ciudad y numerosos vecinos que llevaban años demandando esta necesaria infraestructura. La celebración posterior a los discursos, en el Hall de entrada, fue una verbena con orquesta en el amplio patio central de la estación, aderezada con pastas y limonada.
El presupuesto total de las obras ascendió a 200 millones de pesetas y junto a la propia estación de autobuses, el edificio acogió las dependencias de la Policía Municipal, el Parque de Bomberos y un garaje para guardar los vehículos municipales y los retirados por la grúa municipal. Junto a la sala principal de la estación de autobuses se adaptaron varios comercios para prensa, agencia de viajes, peluquería, joyería y un amplio bar que también hacía las veces de restaurante. Igualmente se le quiso dar un toque de arte de Guadalajara con un bonito cuadro del inolvidable pintor Carlos Santiesteban y un mosaico en la parte central de las escalinatas que hace referencia a una alegoría a Guadalajara, obra de Rafael Bosch. Estas dos obras de arte siguen expuestas en la actualidad y es deseo de la sociedad de Guadalajara que se sigan manteniendo en la rehabilitación del edificio.
Con el paso del tiempo la estación de autobuses fue degradándose con goteras en la cubierta de la entrada principal, deterioro de sus aseos y aparición de peligrosas grietas que obligaron incluso al apuntalamiento en el porche de la entrada principal durante bastante tiempo para evitar la caída del techo sobre la acera contigua de la calle Dos de Mayo. Todo ello trajo consigo el cierre total de las tiendas interiores a excepción de una agencia de alquiler de automóviles, la tienda de Artesanía Provincial y el restaurante. Por todo ello la rehabilitación de esta estación de autobuses ha sido muy bien recibida por la sociedad de Guadalajara ya que diariamente es utilizada por más de tres mil personas.