Las antiguas fuentes de Guadalajara
Anteriormente a la llegada de lagua a los domicilios, el vecindario utilizaba las fuentes públicas tanto para el consumo y el uso doméstico como para el suministro de agua en los propios pilones de las fuentes para los animales domésticos y los que se encontraban en cuadras y granjas que existían en la ciudad.
La llegada del agua a las viviendas de la ciudad de Guadalajara comenzó paulatinamente en el año 1884 con el comienzo de la puesta en servicio de las aguas de las Fuentes de Torija. Fue el alcalde de Guadalajara, don Miguel Fluiters Contrera el que firmó la recepción definitiva de las obras de la llegada de las aguas desde Torija el 31 de mayo del año 1911.
Anteriormente a la llegada de estas aguas a los domicilios, el vecindario utilizaba las fuentes públicas tanto para el consumo y el uso doméstico como para el suministro de agua en los propios pilones de las fuentes para los animales domésticos e igualmente para los que se encontraban en cuadras y granjas que existían en la ciudad.
Una de las principales fuentes era la de la plaza de Budierca que, además del caño de la fuente para el consumo, disponía de un largo abrevadero para el suministro de agua de los animales que realizaban labores agrícolas. Muy cerca de este antiguo barrio morisco se encontraba la fuente de la plaza de la parroquia de Santa María. En la actualidad esta fuente sigue existiendo de manera simbólica con un pequeño estanque pero sin suministrar agua.
Muy famosa y frecuentada por los vecinos era la fuente y lavadero de Santa Ana, situada en la carretera de Zaragoza que surtía del preciado líquido a los vecinos del barrio del convento de San Francisco. En recuerdo de esta antigua fuente existe en la actualidad una moderna fuente ornamental en la glorieta de Bejanque, conocida popularmente como “ La Jaula”. En la conocida barriada del Alamín, sus antiguos moradores recogían agua de la fuente de la Alaminilla y utilizaban como lavadero de ropa el “Lavadero del Alamín”, el cual es recordado hoy en día de manera simbólica junto al puente de las Infantas.
Otra fuente importante que existía en la ciudad era la de la plaza de Beladíez, cuyo pilón circular se encuentra en la actualidad en el parque de la Concordia, sujeta a la estatua de Mariblanca. En la zona baja de la ciudad existían las fuentes de Santa Clara, situada junto al antiguo convento del mismo nombre y la de la plaza de la Fábrica, hoy denominada plaza de España.
Hubo dos fuentes en Guadalajara que dieron lugar a diversas leyendas. La primera de ellas era la fuente de la Plaza de San Esteban. Cuenta la leyenda que una sirvienta del palacio de los Marqueses de Villamejor fue abordada por un joven cuando llevaba el cántaro de agua lleno y a partir de ese momento al estrecho callejón de San Esteban, se le conoció como “Abrazamozas”. La otra fuente es la de la “ Fuente de la Niña”, al final del parque de San Roque. Sobre dicho surtidor existen varias leyendas sobre el ahogamiento de una niña de corta edad. En la actualidad la fuente sigue en el mismo lugar aunque ya no se consume el agua que vierte como se hacía antiguamente.
Hoy en día en Guadalajara existen fuentes de vecindad en diversos lugares de la ciudad que son de hierro fundido y de un solo caño para el consumo humano y que nada tienen que ver con las antiguas fuentes que había en diversos barrios de la ciudad.