Llegado el momento

07/02/2020 - 12:17 Jesús de Andrés

No faltan quienes, como Piketty, anuncian que esto es sólo el comienzo y habrá más brexits.

Cuantas veces fue anunciado y pospuesto que parecía que nunca iba a llegar el momento de la separación del Reino Unido de la Unión Europea, la culminación del Brexit, el remate del referéndum suicida celebrado hace tres años y medio. Pero llegó. El pasado 31 de enero, a medianoche, en algunos pubs británicos corrió la cerveza. Hubo fiestas y fuegos artificiales, y ese mismo día se puso en circulación una moneda conmemorativa de 50 peniques. En Londres, Escocia e Irlanda del Norte, territorios contrarios a la salida, la celebración fue menor. En el Parlamento Europeo se entonó el “Auld Lang Syne”, una canción popular escocesa entonada en las despedidas (“Llegado ya el momento de la separación…” dice una de sus versiones en español), entre las lágrimas de unos y la alegría de otros. Como en la canción infantil, ha venido pero nadie sabe cómo ha sido.

No faltan quienes, como Piketty, anuncian que esto es sólo el comienzo y habrá más brexits, en Polonia, Italia o Francia. Será tan sencillo como que lleguen al poder grupos populistas que, apoyados en la demagogia y el hartazgo, sepan llevar a la ciudadanía al barranco de Hamelín. De poco servirá negar los hechos, por más que nos asista la razón. Pasó con el referéndum, cuyo resultado se achacó a la manipulación y a las fake news, y ocurrió de nuevo con la elección de Boris Johnson, cuya estrafalaria imagen -al igual que la de Trump- daba más para la burla que para la crítica consistente. El populismo tiene éxito porque lo tienen sus propuestas a los ojos de quienes consideran que esto no da más de sí, que el sistema está agotado, que no se puede confiar en las instituciones, sean europeas o nacionales. Y lo malo no es eso, lo malo es que sus planteamientos, lejos de ser una opción efímera, tienen visos de consolidarse a medio plazo en no pocos países. Johnson habló claro, fue contundente, defendió salir de una vez para pasar página y dejar de hacer el ridículo internacional. El resultado fue incontestable: los conservadores arrasaron.

Todas las sociedades occidentales llevan años emitiendo señales de desgaste. El detonante fue la crisis, pero esta poco a poco va remontando y sin embargo sus consecuencias -sobre todo en el plano político- se agudizan. Ya no son sólo los partidos populistas de extrema derecha y de extrema izquierda, que en parte han abducido a socialdemócratas y democratacristianos: son los movimientos contrarios a la Unión Europea, los nacionalismos identitarios y los movimientos sociales de corte nihilista, como los chalecos amarillos en Francia. No faltará por aquí quien, aprovechando para cargar contra el gobierno, azuce a determinados colectivos a manifestar su hartazón. Ojo, que los tractores los puede cargar el diablo.