Lo malo conocido

07/05/2021 - 18:26 Jesús de Andrés

Las mayores consecuencias de las elecciones del pasado martes han estado relacionadas con la forma en que el resultado ha afectado al resto de partidos.

 Los madrileños se pronunciaron dando la razón a la secretaria de las Nuevas Generaciones del PP, Bea Fanjul, quien en un maravilloso lapsus dijo que Ayuso era lo malo conocido, que como todo el mundo sabe es mucho mejor que lo bueno por conocer. Poco cambia en Madrid. Sigue gobernando Ayuso, pero en lugar de tripartito la cosa va a quedar en coalición o pacto entre damas. Y lo hará por apenas dos años. En principio, habrá antes elecciones autonómicas, que serán en la primavera de 2023, que nacionales, que tienen como fecha límite finales de ese año. Poco recorrido para tanto trajín como el desarrollado en las últimas semanas: convocatoria anticipada en plena pandemia, campaña electoral surrealista, radicalización extrema… Ni Ciudadanos amenazaba la continuidad del gobierno, tal y como ha quedado comprobado en el Ayuntamiento madrileño, ni había necesidad alguna de forzar las cosas salvo por interés partidista. El resultado, eso sí, ha sido el mejor para quien puso en marcha el proceso: Ayuso ha doblado el número de diputados regionales, se ha quitado de en medio a Ciudadanos e incluso ha arañado votos en el centro izquierda. Se posiciona dentro del partido y cobra un protagonismo que no tenía antes. Una jugada redonda para quien lo promovió.

Las mayores consecuencias de las elecciones del pasado martes han estado relacionadas con la forma en que el resultado ha afectado al resto de partidos. En la estrategia de Ayuso estaba el romper amarras con Ciudadanos. La dependencia de estos y la necesidad de negociar a un lado y otro llevó a la presidenta al convencimiento de que era el momento oportuno. Su estrategia, su ventana de oportunidad, ha sido exitosa para sus pretensiones. El gran problema para el Partido Popular es que, al desaparecer definitivamente una opción centrada como era Ciudadanos, sólo van a poder establecer alianzas con Vox, quedando en sus manos. Eso puede ser positivo en lugares como Madrid, donde prima el electorado conservador, pero tiene un recorrido mucho más limitado en el resto de España, donde el comportamiento electoral tiene otros matices. Mal asunto para Casado, por mucho que su euforia actual le haga creer -él sabe que no- que lo ocurrido en Madrid le va a llevar directamente a la Moncloa.

Los radicalismos, finalmente, no se han visto refrendados en las urnas. Ni Vox ni Podemos, en ese absurdo enfrentamiento en el que han querido incorporar a todos, han obtenido los resultados previstos. La salida de Pablo Iglesias de la política, con ese tono cursi, recitando unos versos del cantautor cubano Silvio Rodríguez, “caminando fui lo que fui”, da la medida de su concepción narcisista de la política. Versos de una canción que, por cierto, lleva por título “El necio”.