Los ancestros de Robledo
En esta ocasión nos acercamos a los primeros hallazgos de cultura material encontrados por D.Justo Juberías en la localidad de Valdelacasa, hoy despoblado, perteneciente, en aquel momento, según parece, al Ayuntamiento de Robledo de Corpes.
Ya dijimos en su día –“Robledo, de memoria”, 2021, 24-, que, con los datos de que disponíamos, todo apuntaba a que el primer núcleo de población de Robledo de Corpes se habría instalado en el actual asentamiento en el Siglo XII, como fruto de la repoblación. De aquellos tiempos, más o menos, sería la primitiva iglesia y la pila bautismal románica; pero también dejamos abiertas las puertas de la historia a la aparición de nuevos datos de población anteriores en estas celtibéricas tierras.
Por Juan Manuel ABASCAL PALAZÓN y su Repertorio Arqueológico de la Provincia de Guadalajara, (Aache, 2022, 452), hemos tenido noticias de que “El Museo de Guadalajara alberga una parte de los materiales líticos que pertenecieron a la colección de Justo Juberías y que proceden de esta localidad”.
Así es que, estimulados por la noticia, nos dirigimos al Museo de Guadalajara, donde, enseguida nos proporcionaron las imágenes que acompañan a este artículo, correspondientes a dichos materiales líticos, allí depositados y a su ficha correspondiente.
Materiales líticos procedentes de Valdelacasa. Foto: José Antonio Alonso.
En una primera impresión, de la imagen podemos decir que se trata de varios elementos líticos, al parecer de sílex de distinta coloración, en su mayoría puntas, algunas de ellas, puntas de flecha de aletas y pedúnculo.
De los datos de la ficha se desprende que estos materiales estuvieron primero en el “Museo Diocesano de Sigüenza” y que proceden de la localidad de Valdelacasa, que, en el momento de la realización de la ficha, pertenecía al Ayuntamiento de Robledo de Corpes y que fueron “donadas” al museo seguntino por D. Justo Juberías y que el “yacimiento” fue datado como “Paleolítico”.
Pero de las imágenes podemos extraer alguna conclusión más: en algunos materiales está visible su numeración, lo cual nos da idea de que hay un cierto criterio de ordenación; la mera existencia de la ficha viene a ratificar también esta idea. La ficha es un modelo impreso en Sigüenza, lo que nos habla de que esa forma de documentar los hallazgos, aunque hoy nos pueda parecer simple, era una práctica habitual.
Otros datos podrían desprenderse del análisis de las piezas y de la ficha, pero, de momento, surgen dos grandes interrogantes: dónde está o estaba la localidad de Valdelacasa y quién era D. Justo Juberías. En nuestro Robledo, de memoria ya dejamos constancia de la existencia de algunos despoblados y de otros restos de gran antigüedad. Entre esa información citábamos la relativa al despoblado de Valdelacasa (pág. 36): Otro de los despoblados, del que todavía queda memoria en el pueblo, es el de Valdelacasa, situado entre el barranco del mismo nombre y la carretera de Atienza (CM-1001). Según cuenta la tradición oral, el pueblo acabó deshabitándose porque había muchas hormigas. Al final, quedó una mujer sola, que se llamaba Remigia y se la llevó un señor a Atienza. El Alto del Recuenco debía ser de Valdelacasa y los de Robledo debían pagar por los pastos.
Ficha que acompaña a las piezas, actualmente en el Museo de Guadalajara. Foto: José Antonio Alonso.
Nos encontramos, de este modo, ante un caso más de las explicaciones legendarias que nuestras gentes daban sobre las desapariciones de los pueblos y que se repiten en otras muchas localidades abandonadas. También es habitual el hecho de que, al quedarse una sola persona viviendo en el pueblo, -en este caso la Sra. Remigia-, es acogida por otra localidad, con lo cual la propiedad del término pasa a pertenecer a la localidad que la acoge, como, según parece, sucedió en el caso de Atienza.
La figura de D. JUSTO JUBERÍAS es de sobra conocida en los ambientes arqueológicos y ha sido tratada por varios de nuestros historiadores y arqueólogos. TOMÁS GISMERA, se ha referido a él como “El cura de las piedras de Palazuelos”: https://tgismeravelasco.blogspot.com/search?q=justo+juber%C3%ADas.
El mismo José Manuel ABASCAL, en su obra arriba citada, nos remite, mediante una nota al pie, al estudio de JIMÉNEZ SANZ, Carmen y GARCÍA-SOTO MATEOS, Ernesto, (2018, 578): “Justo Juberías Pérez (1878-1966). Arqueología, coleccionismo y museos en la Diócesis de Sigüenza”, que recogen las Actas del V Congreso Internacional de Historia de la Arqueología/ IV Jornadas de Historia SEHA- MAN. Por ellos sabemos que D. Justo fue un sacerdote que colaboró muy activamente con arqueólogos como el marqués de Cerralbo o Juan Cabré, que fue Comisario Local de Excavaciones de la región de Sigüenza, a partir de 1941; también que “Parte de los materiales hallados a lo largo de su vida ingresaron en el MAN -Colección Cerralbo- y en los Museos Provinciales de Segovia y Guadalajara. Otros conformaron sus colecciones arqueológicas, primero la de Membrillera, destruida durante la Guerra Civil, para crear después los núcleos del Museo Diocesano y de la Colección del Seminario de Sigüenza”. Este sacerdote, natural de Palazuelos (1878), fue un colaborador imprescindible en el trabajo de arqueólogos de renombre, como los arriba citados, un trabajador incansable y entusiasta. Jiménez y García-Soto recogen en su estudio “noticia de la existencia de materiales procedentes de las exploraciones de Juberías en el Museo Provincial de Guadalajara, donde hemos revisado varios conjuntos de materiales líticos originarios de estaciones arqueológicas de Guadalajara, según rezan las etiquetas que los acompañan. Se trata de materiales de Membrillera y abrigos y cavernas de Robledarcas y Jócar en el partido de Cogolludo; de los yacimientos paleolíticos de San Andrés del Congosto, Zarzuela y Robledo de Corpes en el de Atienza; de Séñigo, Palazuelos y Guijosa en el de Sigüenza”.
Gracias a su trabajo y a los arqueólogos e historiadores citados, podemos compartir con nuestros lectores éste hallazgo. Gracias también a MIGUEL ÁNGEL CUADRADO, que nos facilitó los datos e imágenes en el Museo de Guadalajara y a Ernesto García-Soto que nos proporcionó el trabajo citado de su autoría compartida con Carmen Jiménez.
Las puntas de la imagen podrían tener una cronología bastante más avanzada de lo indicado en la ficha adjunta, y podrían haber sido fabricadas en el Neolítico Final-Calcolítico, entre el IV-III milenio a.C., según los datos aportados al propio Museo por el especialista RODRIGO PAULOS; este dato tiene su importancia de cara a la reconstrucción de la Prehistoria de los lugares que hoy nos ocupan y de la zona, en general.