Monaguillos a rebato

Los comentócratas no se cansan de repetir que el juanmazazo de Andalucía ha cambiado el partido a los partidos. No necesita de otros para gobernar y, de paso, ha puesto en la picota a nueve presidentes autonómicos psocialistas o coaligados, a más de sus tres mil alcaldes en toda España, a centenares de concejales, asesores y cargos de confianza con sueldazo.

Dicen que las urnas del 2023 penden sobre ellos  a modo   de Damocles por su condición de ‘monaguillos’ de Sánchez, como los denominó García-Page. Emiliano trató luego de matizar ante el mosqueo de los colegas vecinos Vera y Lambán con el pueril argumento de “eso lo serás tú”. Tiene tablas desde los 18 años cuando salió concejal toledano. Alumno aventajado de Bono, sabe mostrarse cuando toca más de Castilla-La Mancha que del PSOE.

“En España hay un hartazgo de Sánchez. A la etiqueta de mentiroso, se ha sumado la de incompetente (Argelia, Marruecos, carburantes, etc.) Debería irse…”, consideran los más críticos.  El veterano socialista Leguina vaticina  que “a este paso y de la mano de podemitas y separatistas (todos enemigos de la Constitución y la unidad de España) el PSOE desaparecerá, como ya ha ocurrido en Francia e Italia”.

Solo el presidente castellano-manchego, procesionario impenitente y seguramente monaguillo de chaval, sabe si  utilizó el término para hacer mofa como sinónimo de cura frustrado (Latinoamérica), de rapavelas (en algunos  pueblos nuestros) chierichetti o pequeños clérigos (Italia) o ministrantes (Alemania).

Nuestro obispo José Sánchez escribió en Ecclesia que ser monaguillo/a, “es de por sí un honor, un servicio a Dios, a los sacerdotes, a la comunidad y un oficio muy digno”. “Todos los que han sido –aseguraba- guardan un gran recuerdo de su tiempo y oficio, y te dicen con mucho orgullo y agradecimiento, cuando son mayores: ‘Yo también fui monaguillo’”. 

Deberían tenerlo en cuenta los acólitos de Pedro, aunque oigan tocar a rebato.