Moneda al aire


El devenir de la vida me ha enseñado que lo importante ante un suceso son las personas que te acompañan, sobre todo, cuando vas a necesitar ayuda.

El devenir de la vida me ha enseñado que lo importante ante un suceso son las personas que te acompañan, sobre todo, cuando vas a necesitar su ayuda. Es como tirar una moneda al aire, el resultado puede cambiar los hechos.

Caminaba por la ciudad cuando un maullido, desesperado y angustiante, acaparó mi atención. No tuve duda, un gato cachorro se encontraba en apuros. Retrocediendo sobre mis pasos le vi, sobre la rueda de un coche, su pequeño cuerpo de no más de dos meses asomaba con miedo y con ganas de salir de la pesadilla que estaba viviendo, lejos de su madre. Su manto gris atigrado y blanco manchado, de los restos que el interior del automóvil le proporcionada en su ir y venir de la zona del motor a la rueda y viceversa. Curiosamente, en la luna del coche un cartel indicaba que había un gato dentro. Alguien más lo había localizado y avisaba para no poner en peligro al animal.

Intenté alcanzarlo, pero el minino se escabulló. Tras verme incapaz, yo sola, de cogerlo llamé al servicio de recogida de animales abandonados de la ciudad. Mientras intentaba rescatar al gato y llamaba pidiendo ayuda, la persona propietaria del vehículo apareció. Me informó de que estaba sobre aviso, que dos chicas habían visto al gato horas antes y que no había tenido éxito el rescate. Le indiqué que íbamos a necesitar tiempo para sacarle de allí ya que había probabilidad de que accediera a la carretera y ser atropellado. Con total convicción me comunicó que había cancelado la cita que tenía en la mañana y que el coche no se movía hasta que el animal estuviera a salvo. Incrédula, pensé que la moneda había mostrado su lado compasivo, la Cara. Horas después, el cachorro, que resultó ser una hembrita, estaba a salvo en el albergue de la ciudad, recuperándose del susto y con una nueva oportunidad en su vida, la de encontrar un hogar. Y con el sabor dulce que te deja que personas con consideración moral se crucen en tu camino.

Sin embargo, la Cruz acechaba.

Fue un par de semanas después. La historia parecía repetirse, una conocida contacta conmigo porque hay un gato atrapado en un coche. Le habían intentado rescatar, pero se había pasado a un segundo vehículo y eran incapaces de sacarlo de allí. Conocedora de la experiencia vivida con Cara, reclama mi ayuda porque teme el destino del gato, las temperaturas altas hacen insostenible la situación. Aviso nuevamente al albergue municipal que se acerca en cuestión de minutos. En media hora me reúno con ellas rodeando el coche en el que se encuentra escondido el gato pero, en esta ocasión, la moneda había lanzado un resultado demoledor: la Cruz. Situada delante del coche y rodeada por distintas personas, el gato responde a nuestra llamada. Está dentro, en la parte de atrás, en la plataforma de los bajos del coche. Al mismo tiempo, un circo se desarrolla a nuestro alrededor. Cruz indica en distintas ocasiones que tiene que marcharse, que tiene prisa y nos hace saber que no está dispuesta a permanecer allí observando aquello que tengamos que hacer. Le comunico que no depende de nosotras, que lo que necesitamos es tiempo y trabajar en silencio y con tranquilidad, pero niega con la cabeza y la falta de empatía se convierte en una losa sobre nuestros hombros:la cuenta atrás se inicia. En una pista lateral del circo, una segunda Cruz comienza a vociferar que la primera debe marcharse de allí, ¡que ya llevamos demasiado tiempo intentándolo! (como si la vida de un ser vivo se pudiera medir en minutos). Tanto Cruz como Cruz consiguen su objetivo:la primera arranca el coche y se marcha con el gato dentro. Sin atender a nuestras súplicas, sin escuchar cuando le intentábamos explicar lo que le iba a suceder al felino si se marchaba con el animal dentro de su vehículo, sin consideración moral hacia otro ser vivo, solo acompañada de su falta de humanidad.

Ya lo dice el activista del medio ambiente Gary Snyder en La práctica de lo salvaje, la línea divisoria está en los detalles.