Monoconversación: vacunas
Algunos llevan estadísticas de familiares, amigos y conocidos a los que se las han puesto, dónde y cuándo, y a los que no. Y de las molestias o efectos secundarios.
En otros tiempos en nuestros pueblos se hablaría estos días de la cosecha incierta pese a la lluvia mansa e idónea de la semana pasada, del esquileo, las romerías a la Virgen de la Hoz y del Montesino, las fiestas populares antes de la siega o de la madrileña feria de San Isidro. Pero la pandemia y sus gestores han llenado también la España vaciada del único tema de conversación: las vacunas.
Cada vez que hablamos en persona o a distancia con familiares y amigos/as, no podemos evitar sacar el tema. Vayas por donde vayas, de paseo, en el bar, en una fiesta o hasta en misas y entierros, a poco que pegues la oreja, captas la que está siendo la conversación del año. Será la monoconversación del verano y, al ritmo que vamos, también en las cenas navideñas. Algunos llevan estadísticas de familiares, amigos y conocidos a los que se las han puesto, dónde y cuándo, y a los que no. Y de las molestias o efectos secundarios.
Luego vienen las discusiones, como hacíamos antaño con los toreros o futbolistas, sobre qué inmunización es más completa (seguramente la mía) y las que han presentado más problemas. Hay páginas en internet que ofrecen consejos para conversar con propiedad, cortesía y precaución. Otras incluyen 20 términos en inglés para desenvolverse ‘ad hoc’ con colegas y amigos del extranjero. Todos sabemos un montón. A veces, parecemos más expertos que Simón y más sabios que Ramón y Cajal.
Dicen algunos maliciosos que los estrategas del Gobierno han atinado al retrasar la inoculación a personas entre 65 y 70 años y a dos millones de menores de 60, profesionales esenciales, que recibieron una primera dosis de AstraZeneca y ahora les planean la segunda con Pfizer. Así se mantendría candente el tema, tras cinco meses de tediosos pinchazos, tapando de paso la pandemia económica, la “invasión” marroquí u otros desaguisados.
Comentócratas desagradecidos proclaman con chufla que Sánchez pasará a la Historia como ‘Vacunator’ o Gran Vacunador. Sin haber puesto una sola inyección, aunque parezca que las ha puesto todas. La suya será otro bombazo informativo. Atentos.